El movimiento negro en Panamá: una interpretación histórica y política, 1994-20041

Georges Priestley y Alberto Barrow

1- Tras la invasión estadounidense a Panamá en 1989, observamos un aumento de la discriminación, de las prácticas ostensiblemente racistas y la desigualdad social en el Istmo de Panamá; todo esto como resultado de la derrota de las fuerzas populares, la adopción del neoliberalismo por amplios sectores de la clase política y económica, y la desorganización del movimiento negro. Durante la década de 1994-2004, los grupos afropanameños y las organizaciones populares tuvieron que adecuarse al entorno político y económico posterior a la invasión, dominado por la llamada transición a la democracia y la aplicación de políticas neoliberales por parte de la élite política blanca instalada en el gobierno y los partidos de oposición. Este artículo intenta proporcionar una perspectiva histórica y cultural sobre la etnicidad y la raza en Panamá, y aborda los retos y oportunidades que el movimiento negro enfrentó tras la invasión de 1989, particularmente en los años de esta década.

2.- El movimiento negro en la actualidad es bastante heterogéneo y se articula en torno a la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas, constituida por grupos sociales y culturales, logias, asociaciones cívicas y organizaciones comunitarias; entre las que se incluyen rastafaris, grupos de mujeres, organizaciones juveniles y varias agrupaciones religiosas, particularmente musulmanas, protestantes y católicas.

3.-A partir de 1999, el movimiento negro ha ganado visibilidad y ha dado importantes pasos para lograr mayor unidad; sin embargo, hoy en día enfrenta graves problemas relacionados con su autonomía, crecimiento, sustentabilidad y alcance social. Se trata de problemas complejos, que exigen soluciones complejas. Por ejemplo, nosotros pensamos que para ampliar su base de apoyo más allá de la clase media negra, el movimiento necesita afrontar los efectos que las políticas neoliberales tienen sobre los afrodescendientes pobres, rurales y urbanos, de todo el país, quienes cada día enfrentan problemas de tenencia de la tierra, desempleo creciente, falta de viviendas accesibles y dignas, incrementos en el precio de los servicios públicos y el transporte, aumento del crimen y la inseguridad, severa ineficiencia del sistema de justicia penal; así como la estigmatización y exclusión racial, de género y sexual.2 Por eso, mientras no incluya estos asuntos en su agenda, el movimiento negro no podrá crecer ni convertirse en un actor efectivo a nivel nacional, y al hacerlo deberá ser con independencia de los partidos políticos, a fin de preservar su autonomía, credibilidad y eficiencia.

4.- En un artículo escrito en 1974 señalamos que las organizaciones antillanas veían amenazada su autonomía por la prevalencia del clientelismo político (Priestley y Mohoney, 1975), y en un texto escrito en 1997, llamamos a “[…] revitalizar el movimiento negro que desempeñó un papel destacado en los setenta, durante el periodo de Torrijos”. Entonces, también recomendamos que “[…] el movimiento debe unirse a agrupaciones de mujeres, organizaciones de derechos humanos, grupos indígenas y asociaciones de trabajadores para construir un movimiento popular vigoroso” (Priestley, 1997). Pero en vez de tomar esa dirección, particularmente tras la Conferencia Mundial contra el Racismo de Durban, 2001, el movimiento negro centró sus esfuerzos en presionar para que el gobierno aplique leyes contra el racismo y lograr la inclusión de la población negra en la elaboración de políticas públicas, lo cual ocasionó que algunos de sus líderes optaron por privilegiar la política partidista y su red de relaciones clientelares, haciendo peligrar la autonomía, credibilidad y eficiencia del movimiento. Examinaremos éste y otros retos para el periodo 1994-2004, particularmente la relación del movimiento negro con el Partido Revolucionario Democrático (prd).

El paradigma racial panameño: la sociedad arco-iris o el “crisol de razas”3

5.- Al igual que en muchos otros países de América Latina, el racismo al estilo panameño niega la existencia misma del racismo. En cambio, caracteriza a la sociedad panameña como un perfecto “crisol de razas” de hispanohablantes, en el que blancos, indígenas y negros de origen colonial se funden sin distingos en una sola nación.4 Bajo este sistema racial, las únicas personas identificadas como negras son aquellas con ascendencia antillana y apellidos ingleses. El sistema pretende así separar a la población negra en dos categorías: los “coloniales”, con apellidos españoles de origen virreinal, y aquellos que tienen apellidos ingleses y ascendencia caribeña, llamados “antillanos” o “chombos”.5 La noción de crisol de razas, reforzada por la imposición de estas categorías, promueve el mestizaje y la ambigüedad racial, y minimiza la presencia de la población negra en el país.

6La conceptualización anterior también promueve las ideas de blanqueo y de armonía racial, al tiempo que dificulta la elaboración de una agenda racial unificada que incluya las preocupaciones e intereses de todos los afropanameños y de los mestizos pobres. Al igual que los discursos y prácticas raciales en otros países, el racismo panameño es parte integral de un sistema histórico específico de explotación y opresión de clase/género/raza. Está anclado en el control patriarcal/oligárquico/capitalista de una minoría blanca o casi blanca sobre la economía y los medios de comunicación nacionales; es un racismo arraigado en siglos de opresión y explotación de los negros y en políticas de inmigración (Durling, 1999). Y en los años que siguieron a la invasión estadounidense, resurgió y floreció como consecuencia del neo-liberalismo.

Las políticas neoliberales y las protestas populares en el periodo posterior a la invasión

  • 6.-  Para una visión progresista del significado de las políticas neoliberales en América Latina durant (…)

7.- ¿Qué significó el neoliberalismo en Panamá después de la invasión?6 Implicó erradicar los últimos vestigios de las reformas económicas y sociales de los años setenta y reemplazarlos con los acuerdos de ajuste estructural de los ochenta, seguidos, en los noventa, por la profunda terapia de choque de las reformas del mercado; significó privatizaciones y un nuevo código laboral flexible para sustituir al código de 1972, ya antes modificado (Jiménez Cabrera, 1992); supuso la eliminación de cualquier barrera para la importación y la promoción del crecimiento económico a través de la firma de acuerdos de libre comercio, a fin de ampliar la capacidad exportadora de una economía sobredimensionada y dependiente, ha generado al mismo tiempo unas tasas de crecimiento relativamente altas y una mayor pobreza. Pero, sobre todo, significó una transferencia masiva de riqueza del trabajo al capital. Estas políticas tienen un impacto negativo en las oportunidades de vida de la mayoría de la población panameña, constituida por negros y morenos (Gandasegui, 2004).

8.- Durante los años noventa la aplicación de las políticas neoliberales tuvo un inicio lento debido a que la administración del presidente Guillermo Endara estaba paralizada por su falta de legitimidad, sus divisiones internas y sus problemas de gobernabilidad,7 y no lograba cumplir las directrices de Washington y de las instituciones financieras internacionales, que exigían la privatización de las principales empresas estatales, la reforma del código del trabajo y la reducción del sector público (Torres Ábrego, 1993). Estas tareas fueron llevadas a cabo en el periodo 1994-2004 y en los años siguientes por los presidentes Ernesto Pérez Balladares del prd, Mireya Moscoso del Partido Arnulfista y Martín Torrijos Espino, hijo del fallecido general Omar Torrijos y fundador del prd.

  • 8 Para una breve semblanza de Pérez Balladares, véase Priestley, 1994 b.
  • 9 Hernández, 1998. Una excelente cobertura periodística sobre la privatización de las telecomunicaci (…)

9.- Ernesto Pérez Balladares, electo en 1994 para suceder al gobierno impopular e ilegítimo del presidente Guillermo Endara, emprendió exitosamente la aplicación de políticas neoliberales de gran alcance durante su periodo presidencial 1994-1999.8 Por ejemplo, introdujo políticas de flexibilización laboral y privatizó las telecomunicaciones, los ferrocarriles, los puertos y parte de la generación de energía eléctrica. El monto recaudado por el Estado panameño por estas privatizaciones fue de 1 300 millones de dólares,9 ante lo que Felipe Rodríguez de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (apede) comentó: “El actual gobierno ha realizado cambios drásticos para integrar a Panamá en la economía mundial. Los gobiernos anteriores dejaron pasar mucho tiempo sin tomar las medidas necesarias, de modo que ahora lo tuvimos que hacer todo de golpe para ponernos al día” (Wilson, 1999).

Las protestas populares contra las reformas neoliberales

10.- Las reformas aplicadas por Pérez Balladares y el prd provocaron una alta tasa de desempleo que se mantuvo en 13%, así como índices devastadores de pobreza y pobreza extrema de 38% y 20%, respectivamente (Perfil y características…, 1977), lo que generó durante todo su periodo presidencial una amplía protesta popular que combatía el paradigma neoliberal y los gobiernos que buscaban imponerlo. Por ejemplo, ya desde 1995 el izquierdista y combativo Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Suntracs) encabezó la oposición a las reformas laborales, mientras que el Movimiento de Desempleados de Colón (Modesco), principalmente conformado por hombres y mujeres afropanameños, llevó a cabo numerosas protestas en contra de las reformas y para exigir la creación de empleos gubernamentales temporales para aliviar el desempleo extremadamente elevado de su provincia. A pesar de que la mayoría de la militancia y la dirección de Modesco eran afrodescendientes —incluyendo al dos veces deportado Luis Ladeautl, nacido en Colombia (véase La Prensa, 28 de septiembre de 1998)—, esa organización nunca fundamentó su movilización en cuestiones raciales.

11.- Si bien no obtuvieron otros logros significativos durante la presidencia de Pérez Balladares, las protestas populares impidieron la privatización del sistema de agua y alcantarillado en 1998 y generaron una inconformidad tal que, en 1999, Martín Torrijos Espino, candidato del prd, perdió las elecciones presidenciales frente a Mireya Moscoso, primera mujer elegida al cargo y esposa del tres veces presidente Arnulfo Arias Madrid, antagonista histórico de los panameños antillanos.

12.- El momento cumbre de la presidencia de Mireya Moscoso ocurrió el 31 de diciembre de 1999, día de la transferencia de la soberanía sobre el Canal de Panamá pactada en los acuerdos Torrijos-Carter de 1977, a los que ella y su partido se habían opuesto vehementemente. A pesar de que en el año 2000 aprobó el decreto que establecía el “Día de la etnia negra” (el 30 de mayo), y que el 10 de abril de 2002 entró en vigor la Ley 16 contra la discriminación, que regulaba el derecho de admisión a los establecimientos públicos y creaba la Comisión Nacional contra la Discriminación, la administración encabezada por Moscoso estuvo plagada por la corrupción (Reyes Núñez, 2001), las divisiones internas y su incapacidad para aplicar eficientemente la agenda neoliberal, como efectivamente lo hizo Pérez Balladares y como lo lograría Martín Torrijos Espino —hijo del difunto general Omar Torrijos— tras su triunfo en la elección presidencial para el periodo 2004-2009 (Jordan, 2003).

13.-Tras una década de reformas neoliberales y de modesto crecimiento económico, las oportunidades de mejoría siguen siendo escasas para la mayoría de los panameños, quienes enfrentan el crecimiento de las brechas entre ricos y pobres, hombres y mujeres, población urbana y rural, negros y no negros. Y a pesar de la amplía oposición a las reformas, el movimiento negro se mantiene al margen de las protestas populares.10

Los negros en la década posterior a la invasión, 1989-1999

14.- La invasión estadounidense y la llamada “transición a la democracia” infligieron graves golpes a la organización popular. Durante la ocupación y en los días que siguieron, las comunidades de negros y morenos fueron devastadas, sus organizaciones desmembradas y sus líderes fueron asesinados, encarcelados o perseguidos. Los partidos políticos volvieron a ser el eje del proceso electoral y cooptaron a muchos militantes de las organizaciones populares y del movimiento negro, con lo cual minaron las capacidades de muchas agrupaciones y eliminaron a otras. Una instancia que desapareció fue el Congreso del Negro Panameño, un importante foro antirracista y antiimperialista que logró celebrar tres exitosas conferencias en 1981, 1983 y 1988 —los peores años del autoritarismo militar y la agresión económica y política estadounidense (Priestley y Gandásegui, 1989)—.

  • 11 Tras la llamada “transición a la democracia” que empezó en 1989, los partidos políticos atrajeron (…)

15.- Durante la mayor parte de la década de los noventa, el movimiento negro permaneció débil y sin capacidad de respuesta ante los retos que enfrentó. La desaparición de sus organizaciones más combativas y notorias —el Congreso del Negro Panameño, Acción Reivindicadora del Negro Panameño (arenep), la National Conference of Organized Panamanians (ncop)— dejó un vacío que fue llenado por otras agrupaciones afropanameñas hacia el final de dicho periodo.11 Por ejemplo, en el verano de 1999 fue fundado el Comité Panameño Contra el Racismo, cuyos principales miembros provenían del Congreso del Negro Panameño y que actualmente desempeña un papel crucial en la lucha por los derechos de la población negra. Hasta entonces, el movimiento estuvo desorganizado, incapaz de proponer una agenda política coherente, e impotente frente a los actos de discriminación, incluso cuando alcanzaban a funcionarios negros elegidos.

El movimiento negro, Durban y la presidencia de Mireya Moscoso

16.- Entre 2000 y 2002 diversos acontecimientos reflejaron el crecimiento y madurez del movimiento negro en Panamá: el impacto del libro de Alberto Barrow, No me pidas una foto: develando el racismo en Panamá, publicado en 2001; la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban ese mismo año; el decreto presidencial de Mireya Moscoso, en el 2000, que establecía el “Día de la Etnia Negra” y creaba la comisión organizadora del mismo, que no debe confundirse con la Comisión Coordinadora de la Etnia Negra Panameña, precursora de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas, que reúne a 24 organizaciones; la aprobación, de la Ley 16, el 10 de abril de 2002, un ordenamiento que busca acabar con la discriminación generalizada en contra de la población afro-panameña, personas a quienes se les niega constantemente el acceso a los establecimientos públicos; y la creación de la Comisión Nacional contra la Discriminación, un organismo bastante inoperante que forma parte de la Defensoría del Pueblo.12

17.- Sin hacer una descripción detallada de estos sucesos literarios y políticos, nosotros sostenemos que esos logros reflejaron la maduración del movimiento negro en Panamá y lo prepararon para los retos que enfrentó durante la coyuntura político-electoral de 2003-2004. En primer lugar, el libro No me pidas una foto: develando el racismo en Panamá impulsó el debate nacional sobre raza, discriminación y racismo, un fenómeno nuevo al cual también contribuyó la Conferencia de Durban y sus reuniones preparatorias regionales.

18.- En segundo lugar, Panamá estuvo bien representado en la Conferencia de Durban: el vicepresidente Kayser Bazán encabezó una delegación gubernamental de alto nivel y las organizaciones afropanameñas enviaron una numerosa representación, incluyendo al joven Egbert Wetherborne, miembro fundador de Pro Dignidad —una asociación civil cuyos miembros provienen principalmente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá—. Ese mismo año, los afropanameños consiguieron otra pequeña victoria cuando, gracias a la iniciativa y perseverancia de Pro Dignidad y a la colaboración técnica y política de la Defensoría del Pueblo, la Asamblea Nacional aprobó la Ley 16, en 2002, que regula el derecho de admisión a los establecimientos públicos y creó la Comisión Nacional contra la Discriminación. Finalmente, durante 2003 y 2004 organizaciones afropanameñas, incluyendo las de la diáspora, elaboraron una serie de reivindicaciones económicas, políticas y culturales; un Plan Estratégico para la Incidencia de los Afropanameños; y una plataforma política, que había empezado a elaborarse en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (iidh) en Costa Rica.

Plataforma estratégica y política de las organizaciones afropanameñas

19.- En agosto de 2003, dos años después de Durban, media docena de afropanameños participaron como representantes de agrupaciones antirracistas en el Encuentro Estratégico de Organizaciones-Redes por la Incidencia, en el iidh. Los asistentes intercambiaron puntos de vista sobre la problemática común que enfrentan los indígenas y los afrodescendientes: obstáculos para la obtención de derechos ciudadanos plenos, problemas para influir en la elaboración de políticas sociales y dificultades para lograr la inclusión social de la población negra. También intercambiaron información y discutieron las iniciativas más recientes en materia de propuestas legislativas y políticas públicas nacionales e internacionales.

20.- Durante el Encuentro Estratégico de Costa Rica, los delegados de Panamá elaboraron el Plan de Acción para la Incidencia de los Afropanameños, pilar de la Plataforma Política de los Afropanameños, en 2004. El documento contiene dos objetivos de largo alcance: conseguir una auténtica igualdad frente a la ley y la sociedad para los hombres y mujeres afrodescendientes; así como conseguir que las instituciones estatales garanticen su inclusión social. Se planteó perseguir estos objetivos mediante diversas estrategias, incluyendo, entre otras, el desarrollo de la mencionada plataforma política y el impulso de leyes para promover el acceso equitativo al empleo, la movilidad laboral y la participación de los afrodescendientes en la creación de políticas públicas. Además, el documento planteaba como objetivo fundamental la equidad de género en la sociedad panameña, particularmente para las mujeres de color.

21.- Dichos objetivos, la plataforma política, las propuestas legislativas y el Plan Maestro Nacional de Desarrollo Sosteni-ble de los Afropanameños, fueron después desarrollados y adoptados por una red más amplia de organizaciones y dirigentes populares y comunitarios durante las discusiones que se llevaron a cabo en el primer Encuentro Nacional de Líderes y Dirigentes Afropanameños, celebrado en la ciudad de Panamá, el 27 de octubre de 2003. Además, los delegados autorizaron, para el mes de noviembre del mismo año, la celebración del Primer Foro Nacional Afropanameño, que contó con la participación de candidatos presidenciales. El foro —pensado más como espacio político que como organización— lo habían formado varias agrupaciones afropanameñas un año antes, en 2002, como un instrumento para la consulta mutua, el análisis y la reflexión sobre la lucha contra el racismo y la discriminación a nivel nacional, y como una herramienta importante para promover la solidaridad y la unidad entre los diversos grupos y actores panameños negros. Así, durante los meses previos a la elección, las organizaciones del movimiento negro entablaron una serie de encuentros públicos y debates que cristalizaron en una plataforma política y una serie de reivindicaciones económicas, culturales y sociales que presentaron públicamente a todos los candidatos presidenciales, incluyendo a Martín Torrijos.

Martín Torrijos, la diáspora y los avances del movimiento negro

22.- El Primer Foro Nacional Afropanameño, celebrado en noviembre de 2003, abordó los temas de la “invisibilidad” de la población negra y de la desigualdad socioeconómica, pero no formuló una posición crítica frente a las políticas neoliberales en las cuales están arraigadas. Sin embargo, el encuentro permitió un nivel de unidad sin precedente del movimiento negro, al reunir a un conjunto amplio y diverso de organizaciones, incluyendo a las que eran miembros de la Comisión Coordinadora de la Etnia Negra Panameña.13 Este nuevo nivel de cohesión se expresó en la solidez de la Plataforma Política de los Afropanameños, entregada luego a todos los candidatos presidenciales para que definieran su posición y firmaran un documento formal de apoyo. Así, El Primer Foro Nacional Afropanameño evidenció los niveles de unidad y fortaleza sin precedentes alcanzados por el movimiento negro.14 Organizaciones de la diáspora panameña y activistas transnacionales completaron la labor del foro al presentar una lista de 16 preocupaciones y demandas a Martín Torrijos, candidato del prd.

23.- Panamá, al igual que otros países de Latinoamérica, “exporta” a decenas de miles de sus ciudadanos. Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, en ese país residen más de 100 000 panameños de manera legal, cifra que por supuesto no incluye a las decenas de miles de indocumentados. Cabe resaltar que muchos de estos inmigrantes, autorizados o no, son afrodescendientes, por lo que no resulta sorprendente que se organicen, como ocurrió en las décadas de los años setenta y ochenta, para garantizar que sus opiniones sean escuchadas en los procesos políticos panameños.

24.- Durante la celebración del centenario de Panamá, el 3 de noviembre de 2003, más de 20 000 afropanameños se movilizaron desde los Estados Unidos para participar en las festividades y reafirmar su identidad nacional. Entre ellos, viajó un grupo ad hoc de organizaciones y personalidades de Nueva York, que había organizado un foro de alto nivel con el candidato presidencial Martín Torrijos Espino, hijo del fallecido líder populista-nacionalista Omar Torrijos Herrera. El 4 de noviembre de 2003, en el histórico Hotel Panamá, los organizadores del encuentro —acompañados por más de 200 afropanameños, en su mayoría residentes en Nueva York— entregaron al candidato del prd, Martín Torrijos, una lista de 16 preocupaciones y reivindicaciones intitulada “Afropanameños en la diáspora: Aportación para un diálogo constructivo con el candidato presidencial Martín Torrijos”. Entre las reivindicaciones sociales, económicas, culturales y políticas contenidas en el documento destacaban: la doble nacionalidad y la creación de un circuito electoral especial en los Estados Unidos, dos demandas que requerían de reformas constitucionales; dar marcha atrás en la privatización de los servicios públicos; y el derecho al voto en el extranjero, una aspiración que fue planteada por primera vez en 1974, en una conferencia organizada por la National Conference of Organized Panamanians (ncop), en las montañas Poconos, y que posteriormente se logró en 2007.

25.- Tras el encuentro con Torrijos, los miembros del comité ad hoc fundaron Panamá Vote 2004 a fin de recaudar fondos para apoyar su campaña. En abril de 2004, dicha organización, en un acto sin precedentes, con gran cobertura de los medios de comunicación panameños, hizo entrega de 20 000 dólares al candidato presidencial del prd.

26.- El 2 de mayo de 2004, Martín Torrijos fue electo presidente de Panamá al obtener 711 447 votos, 48% de los sufragios totales. La participación en esa elección fue la más alta en la historia del país, con más de un millón y medio de votantes (Tribunal Electoral, 2004). Sin duda, la importancia histórica del general Omar Torrijos, un populista-nacionalista de los años setenta, influyó decisivamente en la elección de su hijo, escogido por una abrumadora mayoría del pueblo panameño, incluyendo los afropanameños que acudieron a votar masivamente por él.

27.- Según los expertos, la celebración de elecciones libres y justas, y la transferencia pacífica del poder —sucesivamente de Endara a Pérez Balladares, a Mireya Moscoso y a Martín Torrijos— demostró que Panamá había consolidado su transición a la democracia. El electorado, incluyendo a los afropanameños, respondió positivamente al eslogan de la campaña de Torrijos “Sí se puede”, con la esperanza de que tanto él como su Alianza Patria Nueva adoptarían medidas para reducir la carga impuesta sobre la mayoría de los panameños por las políticas neoliberales. Sin embargo, desde que tomó posesión, Torrijos profundizó el compromiso del prd con esas políticas, al reformar el sistema de seguridad social y firmar una serie de acuerdos comerciales entre los que destaca el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, que despertó una fuerte oposición de los sectores agrícolas y de un segmento de los movimientos obrero y popular (Gandásegui, 2006).

28.- Si bien sectores importantes del movimiento popular, entre ellos los que representan a las comunidades de pobres y afrodescendientes, se movilizaron para oponerse a la invasión estadounidense,15 también cabe resaltar que las organizaciones de afropanameños casi no participaron en las luchas contra la aplicación de las políticas neoliberales ni el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Esta ausencia se explica por diversas razones: al igual que otras agrupaciones populares, muchas de esas organizaciones fueron fuertemente golpeadas por la invasión estadounidense en 1989, y las pocas que lograron sobrevivir eran principalmente grupos sociales y culturales; en segundo lugar, las organizaciones que cristalizaron durante 1999 y después privilegiaron la elaboración de una agenda contra la discriminación y, en buena medida, no fueron capaces de identificar ni afrontar el programa neoliberal y sus secuelas generalizadas de exclusión social y racismo institucional. El movimiento negro, actualmente agrupado en la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas, es muy heterogéneo y se compone de aproximadamente 20 grupos, la mayoría con escasos recursos y opera en las provincias negras de Colón, Panamá, Bocas del Toro y Darién. A pesar de que la coordinadora tiene presencia nacional y ha demostrado ser capaz de influir en la agenda contra el racismo, la mayoría de las organizaciones que la conforman, con algunas excepciones, funcionan en el nivel regional, tienen vínculos insuficientes con agrupaciones de trabajadores y otras organizaciones populares, y una presencia limitada en las comunidades negras y morenas más amplias, particularmente entre aquellas cuya población es más pobre y vulnerable.

29.- Pese al nivel de unidad mostrado en la elaboración de la Plataforma Política de los Afropanameños de 2003, y el trabajo de la Comisión Coordinadora de la Etnia Negra Panameña, cada grupo tiende a actuar como organización monotemática y algunos mantienen relaciones diferentes y clientelares con los diversos partidos políticos, particularmente con el prd y con el Estado. Sin embargo, todos permanecen comprometidos en la lucha contra la discriminación racial, étnica y de género.

30.- A pesar de su estrecha y concentrada agenda, el movimiento negro resurgió a partir de 199916 y obtuvo los siguientes logros: el nombramiento de dos afropanameños de ascendencia antillana en la Corte Suprema de Justicia de Panamá (Graciela Dixon, presidenta de la Corte Suprema de Justicia y Harley James Mitchell, juez asociado), la formación de nuevas organizaciones de afrodescendientes; la adopción del “Día de la Etnia Negra”, que motivó la creación de la Comisión Coordinadora de la Etnia Negra Panameña, que a su vez, en 2004 se transformó en la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas y permitió una superación parcial del viejo abismo que separa a los negros con ascendencia antillana de los descendientes de esclavos del periodo colonial; la aprobación de leyes y decretos contra la discriminación; mayor visibilidad para los afropanameños y el fin del ocultamiento de la discriminación y el racismo existentes en el país; la participación en la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, así como en las reuniones regionales de 2002 a 2006; y la conformación de una agenda afropanameña para las elecciones de 2004.

31.- Por último, las agrupaciones del movimiento negro presionaron eficazmente al gobierno de Martín Torrijos para crear, en 2005, con financiamiento público, una Comisión Especial para la Inclusión de la Etnia Negra (Decreto Ejecutivo núm. 124, 27 de mayo de 2005), precursora del Consejo Nacional para la Etnia Negra (Decreto Ejecutivo núm. 116, 29 de mayo de 2007), un organismo asesor con personal remunerado y una Secretaría Ejecutiva adscrita al Ministerio de la Presidencia. En ese mismo año, la Asamblea Nacional aprobó el derecho al voto en el extranjero (Decreto Ejecutivo núm. 3, 22 de marzo de 2007), un objetivo que los panameños de la diáspora persiguieron por más de 30 años y que la organización neoyorquina Panamá Vote 2004 presentó como demanda central durante su histórico encuentro con el candidato presidencial del prd, Martín Torrijos, en el Hotel Panamá, el 4 de noviembre de 2003.

32.- Sin embargo, la propuesta de ley generada por la campaña “No me pidas una foto” desde 2001, y presentada por el Primer Foro Afropanameño del 2004, no fue aprobada por la Asamblea Nacional controlada por Torrijos. Ese proyecto legislativo pretendía volver ilegal el requisito de presentar una fotografía con las solicitudes de empleo, una práctica común para promover la “buena presencia” y discriminar a las personas de piel oscura, especialmente a las mujeres. En su lugar, la Asamblea Nacional dominada por el prd tomó fragmentos del proyecto y en abril de 2005, aprobó la Ley 11, una versión descolorida de la propuesta de ley promovida por “No me pidas una foto”, que prohibía la discriminación laboral por motivos de edad, raza, género, clase social, religión o discapacidades físicas. Salvo por la aprobación del voto en el extranjero, en marzo de 2007, las 16 demandas que representantes de la comunidad de la diáspora le entregaron a Martín Torrijos, el 4 de noviembre de 2003, tampoco han sido atendidas por su gobierno.

El clientelismo político y los retos para la autonomía afropanameña

33.- A pesar de las conquistas del periodo 1999-2004, los afropanameños organizados enfrentan grandes dificultades y amenazas para su autonomía, particularmente por parte de la dirección del prd, cuyos miembros penalizaron y marginaron a líderes y agrupaciones que habían denunciado un eslogan de campaña del partido que, desde la perspectiva del Comité Panameño contra el Racismo, promovía la discriminación. El anuncio, elaborado y supervisado por Vivian Fernández de Torrijos, esposa del candidato, pretendía dar a conocer la posición del aspirante presidencial frente a la creciente ola de crímenes y al alto grado de inseguridad padecido por los ciudadanos comunes. Pero lo que mostraba era a un hombre negro con peinado rasta tratando de robar a una mujer de piel clara, por lo que el vocero del Comité Panameño contra el Racismo dio una pronta y enérgica respuesta en televisión, en la que calificaba al anuncio del prd de rotundamente racista. La dirección del partido, notoriamente molesta, retiró el anuncio enseguida y más tarde tomó represalias contra el vocero y contra los líderes de Panamá Vote 2004 que habían salido en su defensa.

34.- A principios de junio, a un mes escaso de celebradas las elecciones presidenciales de 2004, Juan Carlos Navarro, alcalde de la ciudad de Panamá, despidió al vocero del Comité Panameño contra el Racismo, quien había trabajado durante tres años como director de la Oficina Pro Igualdad y Tolerancia de la Alcaldía. Para justificar su decisión, Navarro calificó al funcionario de incompetente, acusación muy difícil de creer dado que hasta ese incidente había alabado constantemente su desempeño. Algunos afropanameños cuestionaron con vehemencia la acusación, particularmente los miembros del grupo neoyorquino Panamá Vote 2004, por lo que el presidente electo Martín Torrijos rompió toda comunicación con sus dirigentes y estableció contacto con otras organizaciones de la diáspora con las que él y su gobierno aún mantienen relaciones. Aunque la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas emitió varias declaraciones enérgicas contra las medidas de represalias del alcalde, sus organizaciones afiliadas ofrecieron muy poco apoyo al vocero del Comité Panameño contra el Racismo y prefirieron negociar el nombramiento de otro afrodescendiente, supuestamente para conservar la oficina como cuota política del movimiento negro y garantizar su derecho a opinar sobre la selección del nuevo director. Sin duda, este desenlace muestra la fortaleza y profundidad del clientelismo en la política partidaria, lo cual representa una amenaza importante para la autonomía, el crecimiento y la unidad del movimiento negro panameño.

  • 17 El movimiento popular, al igual que el de los negros, enfrenta retos de autonomía provenientes de (…)

35.- Este tipo de comportamiento coercitivo y discriminatorio por parte de las élites de los partidos políticos manda una señal clara a quienes se atreven a cuestionar o rechazar la ideología del “crisol de razas”, respaldada por los medios de comunicación, los académicos, los políticos y la burocracia estatal —centinelas que vigilan las fronteras de raza, de género y de etnicidad—.17

36.- A pesar de la ideología dominante del “crisol de razas” y del clientelismo político de los partidos y del Estado, en los últimos ocho años, el movimiento negro panameño ha dado pasos importantes hacia una mayor unidad al lograr reunir a los afrodescendientes con orígenes coloniales y a los de ascendencia antillana en la Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas. Para consolidar sus logros y avanzar en sus proyectos políticos, la coordinadora y sus organizaciones miembros necesitan llevar a cabo lo siguiente: ampliar el alcance de su actividad hacia otros actores sociales; establecer relaciones de trabajo con organizaciones populares; obtener una presencia afropanameña más amplia y representativa en el recientemente creado Consejo Nacional para la Etnia Negra, cuyas oficinas están en el Palacio Presidencial; lograr una mayor presencia en las luchas populares; y proteger su autonomía de los abusos de los partidos políticos y del Estado. Éstos son prerrequisitos para avanzar y ampliar un programa antirracista y antisexista que incluya la lucha contra los proyectos neoliberales y la exigencia de derechos ciudadanos plenos, de justicia social y de democracia popular en el Panamá del siglo xxi.

Bibliografía

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NOTAS

1 Traducción del inglés por Tonatiuh Soley y Tessa Brisac.

2 El grupo ad hoc de afropanameños de la diáspora, que se reunió con Martín Torrijos el 4 de noviembre de 2003, planteó muchos de estos temas y exigió la revocación de la privatización de los servicios públicos.

3 Para un ensayo breve sobre la forma en que se usa este concepto en Panamá y la construcción de la supremacía blanca, véase Priestley, 1999.

4 El “crisol de razas” es un concepto ampliamente usado para describir la mezcla racial, la unidad nacional y la ausencia de racismo, véase Szok, 1998.

5 “Chombo” es un término peyorativo usado para describir a los antillanos y a los panameños con ascendencia antillana. También se emplea para diferenciar a esos panameños de los negros con apellidos españoles, véase Wilson, 1981.

6 Para una visión progresista del significado de las políticas neoliberales en América Latina durante los años noventa, véase el capítulo 7 de Green, 1995.

7 A pesar de que la planilla compuesta por Guillermo Endara, Billy Ford y Calderón obtuvo una victoria arrolladura en la elección presidencial de 1989, el gobierno apoyó la invasión estadounidense, asumió el poder en una base militar de los estados Unidos y, posteriormente, padeció profundas divisiones internas. Todo eso complicó la aplicación de las políticas neoliberales. Para una discusión de algunos de estos temas, véase Priestley, 1990.

8 Para una breve semblanza de Pérez Balladares, véase Priestley, 1994 b.

9 Hernández, 1998. Una excelente cobertura periodística sobre la privatización de las telecomunicaciones en 1995 puede encontrarse en Benjamín, 1995.

10 Existen unas cuantas excepciones a ese patrón de comportamiento. Alianza Rastafari y Respuesta Afropanameña unieron fuerzas con Modesco —el movimiento de los desempleados de Colón— en una serie de protestas contra la desocupación, particularmente en 2001.

11 Tras la llamada “transición a la democracia” que empezó en 1989, los partidos políticos atrajeron a muchos afropanameños, una tendencia histórica sólo brevemente interrumpida durante la dictadura militar (1968-1989).

12 La Defensoría del Pueblo a cargo de ítalo Antinori desempeñó un papel crucial durante la redacción final y la aprobación de la ley contra la discriminación del 2002. Egbert Wetherborne Pérez, fundador del grupo Pro Dignidad y participante de la Conferencia de Durban, redactó una versión anterior Él me proporcionó esta información durante una entrevista telefónica, el 8 de julio de 2007.

13 Algunos miembros de la Comisión Coordinadora de la Etnia Negra Panameña son: Alianza Rastafari de Panamá, Cámara de Comercio Afropanameño, Centro de Estudios Afropanameños. Comisión Pro Desarrollo de Darién, Comité Panameño Contra el Racismo, Congos de Panamá, Pastoral Afropanameña, Fundación Privada en Pro del Desarrollo Económico y Social (prodes), Red de Mujeres Afropanameñas, Rescate de la Juventud Afropanamcña, Respuesta Afropanamcña y Sociedad de Amigos del Museo Afroantillano de Panamá (samaap).

14 En las elecciones presidenciales de 1952 los antillanos y sus descendientes de primera y segunda generación mostraron una gran unidad y cohesión como resultado de su reciente conquista de la ciudadanía (1946) y del sistema electoral de distritos de un solo miembro.

15 Véase Georges Priestley, 1997. La documentación sobre la invasión es voluminosa, pero destacan tres obras que muestran la dimensión de la agresión y su impacto sobre las comunidades negra y morena: el laureado documental de Bárbara Trent, El engaño de Panamá (The Panamá Deception), 1992; Olmedo Beluchc, 1991 y José de Jesús Martínez, 1991.

16 “Peligrosa escala de discriminación racial”, editorial de El Panamá América, 7 de junio de 1999. Una alarmante serie de hechos de discriminación racial motivó esta editorial de uno de los principales periódicos de país.

17 El movimiento popular, al igual que el de los negros, enfrenta retos de autonomía provenientes de los partidos políticos neoliberales que gobiernan Panamá. Para una discusión detallada de la historia del movimiento popular en esc país y de sus problemas actuales, véase Marco Gandásegui, 2003 y Rubén Darío Rodríguez Patiño, 1998.

AUTORES

Georges Priestley

Georges Priestley fue profesor de Ciencias Políticas y director de Estudios Latinoamericanos y Latinos en el Queens College, cuny, además de investigador principal del Ford Foundation funded AfroLatin@ Project de esa institución. Fue investigador asociado en el Centro de Estudios Latinoamericanos “Justo Arosemena” (cela) en Panamá, miembro de la redacción de Tareas (revista de ciencias sociales de Panamá), y miembro fundador del grupo de trabajo de Flacso sobre Estados Unidos, 2005. Fue coeditor del boletín de la Caribbean Studies Association. También fue presidente del tercer Congreso de los Negros de Panamá (1988), y vicepresidente del Congress of Black Culture of the Americas (1982). Fue autor, coautor o editor de múltiples libros y artículos, entre otros: “Etnicidad, clase y raza en Estados Unidos: Perspectivas para las alianzas entre afroamericanos y latinos”, “Ethnicity, Class, and Race in the United States: Prospects for African-American/Latino Alliances”. Priestley falleció en 2009, cuando este libro estaba en proceso de edición.

Alberto Barrow

Alberto S. Barrow N. Nació en la ciudad de Panamá el 24 de febrero de 1952. Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad de Panamá. Ha sido promotor de múltiples proyectos sociopolíticos y culturales, secretario ejecutivo de varios organismos no gubernamentales y consultor a nivel internacional para organismos que desarrollan programas regionales en el campo de la defensa de los derechos humanos. En la actualidad funge como responsable de la Oficina Pro Igualdad y Tolerancia de la Alcaldía de Panamá y asesor del Despacho Superior de ésta. Es autor con George Priestley de Piel oscura Panamá: ensayos y reflexiones al filo del centenario.

Salvo indicación contraria, el texto y otros elementos (ilustraciones, archivos adicionales importados) se puede utilizar bajo licencia OpenEdition Books License.

Un viaje al corazón de la infamia: Goree la isla de los esclavos

Por aquí transitó buena parte de los veinte millones de seres humanos a lo largo de casi cuatro siglos rumbo a una vida de miseria y servidumbre indigna. La primera Casa de Esclavos la construyeron los portugueses a mediados del siglo XVI y la última se levantó a finales del XVIII por iniciativa de ‘empresarios’ holandeses. En su época de máximo apogeo, en esta pequeña roca a poco más de quince minutos de navegación del puerto de Dakar funcionaban a pleno rendimiento hasta 29 casas de esclavos. Llegaban hasta aquí desde los más diversos puntos de África Occidental. Veinte millones de almas que nutrieron el negocio repugnante que nutrió las primeras ruedas de la acumulación de capital del Viejo Mundo. Tres siglos antes de que el vapor lo cambiara todo, África empezaba a ser sistemáticamente saqueada para formar algunas de las primeras grandes fortunas de Europa. Nunca se concentró tanta infamia en tan poco espacio (apenas 17 hectáreas).

Hoy Goree es un lugar pintoresco de bonitas casas coloniales pintadas de colores chillones, con amplias balconadas e impresionantes plantas bajas porticadas. Casas lindas que esconden bajo los muros pastel, las tejas y la madera su historia de infamia. En la planta alta vivía el dueño de la casa; y en la planta baja, en cuatros de poco más de dos metros cuadrados, se hacinaba la carga humana, hasta veinte personas por habitación. Antes se los separaba por sexo y peso. Los hombres que pesaban en torno a los 60 kilos estaban listos para la venta y embarque; los que llegaban exhaustos y medio muertos de hambre se sometían a una brutal dieta de engorde. Como el ganado. Arriba se cerraban los tratos y se pactaban los precios; abajo hombres, mujeres y niños esperaban su suerte con la resignación que imponían las cadenas, los grilletes y las pesadas bolas de hierro que impedían cualquier tentativa de huida. Cada casa se conectaba directamente con el mar a través de pasillos estrechos y oscuros que impedían a los esclavos moverse con comodidad. Al fondo se ve el agua azul y la claridad del sol. Eran las llamadas puertas sin retorno.

Morían a millares. De enfermedad; de terror; a puros golpes. Se les miraban los dientes para ver si estaban sanos. Las mujeres valían más dinero que los hombres y los niños recibían nombres diferentes en función del estado de su dentadura: como simples cachorros de bestias de carga. Los ecos de aquellas víctimas del comercio hediondo de la esclavitud se apagaron hace ya más siglo y medio. Francia abolió la repugnante institución de la esclavitud en 1848 aunque el tráfico de seres humanos siguió siendo un lucrativo negocio hasta finales del siglo –alentada por latifundistas de Estados Unidos, Brasil o Cuba, por ejemplo-. La última de estas casas de esclavos se construyó en 1776 y hoy es un museo sobre ese pasado sombrío que los gritos de la chiquillería que juega en las calles sin coches de la isla. Hoy la Casa de los Esclavos (La Maison des Esclaves) es un pequeño museo que recuerda aquellos tiempos terribles; un lugar que oprime en el que pueden verse antiguas cadenas, las celdas en las que se clasificaban y engordaban hasta a 200 personas de manera simultánea y esa puerta sin retorno que mira a un mar hoy hermoso, pero terrible para las víctimas del comercio esclavista que, por tandas, manejaron los portugueses, ingleses, holandeses y franceses.

El Fuerte d’Estrées es lo primero que se ve desde el mar cuando uno se acerca a la isla. Esta batería cañonera fue construida por los franceses a mediados del siglo XIX para proteger la entrada al puerto de Dakar. La antigua batería se ha habilitado como museo dedicado a la memoria africana y justo a la puerta la Plaza de Europa celebra, no sin polémica, las ayudas de la UE para la restauración de los valores históricos de la isla –muchos senegaleses no entienden como la Europa que saqueó África y esclavizó a sus gentes-. Hoy, Goree es algo así como un resquicio de lo que fue Dakar hasta hace bien poco. Un lugar tranquilo de casitas coloniales, enormes baobas y buganvillas exuberantes (un paraíso para los viajeros fotógrafos). Pasear por sus cuatro o cinco calles es una delicia que te descubre rincones preciosos. Hay una iglesia, una mezquita y hasta una pequeña playa de arenas claras en la que los vistosos cayucos senegaleses (barcas de pesca pintadas de colores chillones) descansan con la proa mirando al mar.

El Paseo de los Baobabs parte desde el Mercado de Artesanía y sube, en apenas doscientos metros, el escalón de piedra que separa la ‘ciudad’ del ‘Castel’ de Saint Michel. La fortificación fue construida por los holandeses en el siglo XVII poco después de comprarle la isla a los portugueses (le duró poco ya que fue tomada por los franceses algunas décadas después). De la antigua batería queda muy poco más allá de los muros semienterrados en los que todavía se intuye esa planta de punta de diamante propia de las fortalezas de aquellos tiempos. Los franceses plantaron encima cañones gigantescos en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial. Las vistas sobre el mar, la propia isla y la vecina Dakar son increíbles.

Goree después de los turistas

En Goree no hay coches. No tendría sentido. En sus calles de arena y bajo los baobabs sólo se oyen las voces de propios y extraños y, cuando se va el último barco, los gritos de los niños (esa música vital de las ciudades africanas). Lo más normal es llegar a la isla y volver a Dakar en el mismo día, pero si puedes pasar una noche aquí es algo más que recomendable. Algunas de las antiguas casas de esclavos se han ido reconvirtiendo en alojamientos (desde 60 euros la habitación doble) y restaurantes y las puestas de sol desde las baterías del ‘Castel’ no tienen precio. Los barcos conectan la isla con el puerto de la capital hasta bien entrada la noche (el último servicio es a las 23.00 los días entre semana, a la media noche los viernes y a la 1.15 los sábados), pero la mayoría de los turistas se van antes de las seis o siete de la tarde.

Fuente: https://www.eldiario.es/canariasahora/viajarahora/destino_africa/que-ver-en-isla-goree-de-los-esclavos-senegal-dakar-como-llegar-barcos-horarios-precios-museo-playa-donde-comer-hotel-africa-vuelos-ofertas_1_2050791.html

Fotos bajo Licencia CC: fraggedrealitynextdroptjabeljanVnGrijl

La esclavitud indígena en América

Familia de esclavos, en Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas dela Nueva España. Siglo XVI

Por Andrés Reséndez (México)

La esclavización de indígenas en el continente americano se remonta al pasado remoto. Sabemos que zapotecas, mayas, aztecas y muchos otros grupos capturaban prisioneros para sacrificarlos y tenían esclavos.  Con el arribo de los europeos después de 1492, estas prácticas—que hasta entonces se había dado en estos contextos culturales específicos—se comercializaron y expandieron por todo el continente.

Los primeros exploradores europeos en el Nuevo Mundo iniciaron este proceso de transformación de las prácticas esclavistas precolombinas. De hecho, la primera actividad comercial de Cristóbal Colón consistió en enviar a Europa cuatro carabelas con una remesa de 550 esclavos indígenas para subastarlos en los mercados del Mediterráneo (donde uno podía encontrar esclavos guanches, africanos, del medio oriente, y de otras regiones de Asia).  Muchos otros siguieron los pasos del Almirante de la Mar Océano. Ingleses, franceses, holandeses y portugueses jugaron un papel fundamental en la trata de esclavos indígenas en varias partes del continente americano. Sin embargo, en virtud de sus amplias y densamente pobladas colonias, Castilla se convirtió en el poder esclavista dominante. Castilla fue para la trata de esclavos indígenas lo que Portugal e Inglaterra fueron para los esclavos africanos.

Irónicamente, Castilla fue también el primer poder imperial que discutió y reconoció los derechos fundamentales de los indígenas cuando a inicios del siglo XVI prohibió la esclavitud de los indígenas salvo en casos extraordinarios, y después de 1542, con la promulgación de las llamadas Leyes Nuevas, sin excepción alguna. A diferencia de la esclavitud africana que fue legal durante siglos, la esclavitud de indios existió contra la ley. Sin embargo, esta prohibición categórica a partir de 1542 no detuvo a generaciones de conquistadores y colonos, cuyas actividades económicas dependían de la mano de obra forzada indígena, y acabaron esclavizando a pueblos nativos desde Alaska y Canadá hasta Patagonia, y desde las Islas Canarias hasta las Filipinas; y el hecho de que esta otra esclavitud se realizara clandestinamente la hizo aún más artera. Es una historia de buenas intenciones que acabó muy mal.

¿Cuántos esclavos indígenas pudo haber en América desde la llegada de Colón? La historia tradicional tiende a considerar al fenómeno de la esclavitud de indios como algo más bien marginal. Incluso si en los primeros años de la conquista esta práctica hubiese florecido, ésta debió decaer profundamente una vez que los esclavos africanos y los trabajadores asalariados estuvieron disponibles en cantidades suficientes. La interpretación más tradicional es que la verdadera historia de la explotación en el Nuevo Mundo giró en torno de los 12.5 millones de africanos traídos del otro lado del Atlántico.  La evidencia acumulada y las numerosísimas investigaciones al respecto nos dejan un panorama muy claro. 

La esclavitud de indios es algo mucho más nebuloso.  Ya que tal práctica estaba terminantemente prohibida, las víctimas de este sistema laboraban—literalmente—en rincones oscuros y a puerta cerrada, todo lo cual nos da la impresión de que fueron mucho menos de los que en realidad hubo. Como los esclavos indígenas no tenían que cruzar el Atlántico, no aparecen en las listas de los barcos ni en registros portuarios. No obstante, pese a la naturaleza clandestina e invisible de la esclavitud de indígenas y a la imposibilidad de contarlos con exactitud, poseemos abundantes rastros documentales. Historiadores que han investigado todas las regiones del Nuevo Mundo han encontrado evidencia del tráfico de indígenas en procedimientos judiciales, reportes gubernamentales y en menciones casuales sobre redadas y capturas de indígenas en cartas y diversos documentos. Considerados de manera aislada, un par de cientos de indígenas tomados como esclavos por aquí y por allá no parecen sumar mucho, pero una vez que tomamos en cuenta el alcance geográfico de este tráfico y el periodo cronológico completo en que esto ocurrió, el número de esclavos indígenas es notable. Si sumáramos todos los esclavos indígenas del Nuevo Mundo desde la llegada de Colón hasta finales del siglo XIX, la cifra puede rondar entre los 2.5 y 5 millones de esclavos.

Más allá de las cifras, hay que tener presente las características únicas de la esclavitud de indios. Por ejemplo, a diferencia de los esclavos africanos que fueron en su mayoría varones adultos, los esclavos indígenas consistieron de mujeres y niños en gran proporción.  Los precios que se pagaron por distintos grupos nos dan algunos indicios.  En regiones tan diversas como el sur de Chile, el norte de México, y el Caribe, los dueños de indios estaban dispuestos a pagar hasta un cincuenta o un sesenta por ciento más por las mujeres y los niños que por los varones adultos. ¿Cómo podemos explicar estas diferencias de precio tan marcadas? Desde luego que la explotación sexual y las habilidades reproductivas de las mujeres son parte de la respuesta. En este sentido, la esclavitud indígena es un claro antecedente del tráfico sexual que ocurre hoy. Pero también había otras razones. En las sociedades nómadas, los hombres se dedicaban a actividades menos útiles para los colonizadores europeos, como la pesca y la caza, que las de las mujeres, cuyos roles tradicionales incluían tejer, la recolección de comida y el cuidado de los niños. Algunas fuentes también revelan que las mujeres eran preferidas para el servicio doméstico ya que se les consideraba más dóciles y menos peligrosas que los hombres. Y así como los amos querían mujeres, también preferían a los niños. Los niños eran más adaptables que los adultos, aprendían idiomas con más facilidad, y con el paso del tiempo hasta podían llegar a identificarse con sus captores. En efecto, uno de los aspectos más sorprendentes de esta forma de servidumbre es que los esclavos indígenas podían, eventualmente, llegar a formar parte de la sociedad dominante. A diferencia de la esclavitud africana, una institución legal heredada de generación en generación, los esclavos indígenas podían convertirse en sirvientes y, con algo de suerte, adquirir un poco de independencia y alcanzar un nivel más alto dentro de la sociedad en el transcurso de una sola generación.

Otro hecho interesante sobre el tráfico de indios tiene que ver con la participación de los indígenas mismos. Como vimos, antes de la llegada de los europeos, los indígenas practicaban varias formas de cautiverio y esclavitud. Al arribo de los europeos, ellos comenzaron ofrecer con naturalidad cautivos a los recién llegados. Al principio, los indígenas tenían roles subordinados dentro de las nuevas redes regionales de esclavitud, donde fungían como guías, informantes, intermediarios, guardias y en ocasiones hasta socios menores, por lo general dependientes de los mercados de esclavos creados y controlados por europeos. Éstos últimos tenían gran ventaja pues contaban con una tecnología bélica más desarrollada—específicamente los caballos y las armas de fuego—lo que les permitía someter a los pueblos indígenas sin grandes dificultades. Sin embargo, lo que comenzó como un negocio controlado por europeos, al paso del tiempo pasó a manos de los propios indígenas. A medida que ellos comenzaron a adquirir caballos y armas, se convirtieron en proveedores independientes de esclavos. Poderosas sociedades ecuestres llegaron a dominar la mayoría de las rutas del tráfico en los siglos XVIII y XIX. Por ejemplo, en el norte de México y lo que ahora es el suroeste de los Estados Unidos, los pueblos comanches y yutas llegaron a ser proveedores regionales de esclavos, abasteciendo a otros pueblos indígenas, así como a españoles, ingleses, franceses, y más tarde a mexicanos y estadounidenses. Los apaches, quienes en un principio habían sido de las víctimas más afectadas por la esclavitud, se volvieron exitosos esclavistas. En tiempos de la colonia, los apaches habían sido cazados, encadenados y enviados a las minas de plata de Chihuahua. Pero cuando el poder español comenzó a desmoronarse en la segunda década del siglo XIX y la economía minera comenzó a decaer, los apaches encararon a sus antiguos amos. Atacaron a comunidades mexicanas, tomaron cautivos y los vendieron en Estados Unidos.

Tan persistente y extensa fue la esclavitud indígena que terminar con ella resultó casi imposible. La Corona española prohibió cualquier forma de esclavitud indígena en 1542, pero el tráfico se mantuvo. Más de un siglo después, la monarquía española lanzó una campaña dentro de todo su imperio para liberar a todos los esclavos indígenas. Pero esta precoz cruzada abolicionista de fines del siglo XVII no fue suficiente para llegar a esa meta que resultaba cada vez más inalcanzable. Durante el proceso de independencia a principios del siglo XIX, México prohibió toda forma de esclavitud y extendió la ciudadanía a los indígenas que vivían en el territorio nacional. Pero aun así la esclavitud persistió. Uno de los aspectos más relevantes de esta otra esclavitud es que, al nunca ser reconocida legalmente, tampoco se le derogó formalmente, como sí se hizo con la esclavitud africana. Después de la Guerra de Secesión de Estados Unidos, el Congreso de ese país promulgó la Decimotercera Enmienda a la Constitución, que prohíbe la “esclavitud” y “servidumbre involuntaria.” Aunque la inclusión de este último término abría la posibilidad de liberar a todos los indígenas sometidos, la Corte Suprema de Estados Unidos optó por una interpretación muy restringida de las Decimotercera y Decimocuarta Enmiendas que terminaron haciendo referencia exclusivamente a los afroamericanos y en lo general excluyó a los indígenas. La esclavitud de indios continuó hasta finales del siglo XIX y en algunas áreas remotas hasta bien entrado el siglo XX. Disfrazado como peonaje obligatorio por deudas, que extendía los límites del trabajo aceptado e incluso se hacía pasar por trabajo legal, esta otra esclavitud fue el antecedente directo de las formas de esclavitud que aún se practican hoy.

Autor:

Andrés Reséndez, La esclavitud indígena, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1245/1213.

La esclavitud africana y su legado en el Caribe

El comercio de esclavos o trata atlántica se prolongó desde el siglo XVI hasta mediados del XIX: un negocio boyante que, mediante la captura de más de doce millones de personas en África y su venta en territorios caribeños como mano de obra para cultivos, construyó fortunas e imperios.

La existencia de tierras aptas y baldías en el Caribe favoreció el asentamiento y cultivo con productos tropicales que pronto alcanzaron una gran demanda en Europa (azúcar, café o algodón). El empleo del trabajo coactivo fue el otro factor que aseguró que la empresa fuera rentable al ser una mano de obra barata, de aprovisionamiento regular, fácil reposición y captura.

Un negocio seguro y regulado

La riqueza generada por el trabajo esclavo contribuyó al auge económico de Europa y animó a muchos países a participar. Desde la segunda mitad del siglo XVIII los ingleses controlaron el comercio de esclavos.

Según la bandera de la embarcación, el número de esclavos transportados y vendidos por parte de cada país se repartió así:

  • Portugal, 5 848 266;
  • Gran Bretaña, 3 259 441;
  • Francia, 1 381 404;
  • España, 1. 061 524;
  • Holanda, 554 336;
  • Trece Colonias y Norteamérica (a partir de 1783) 305 326;
  • Dinamarca: 111 040.

La trata fue una empresa internacional realizada tanto legal como ilegalmente. Fue ejercida en un principio por mercaderes, compañías mercantiles y desde 1789, tras la liberalización de este comercio, por particulares. Gran Bretaña la prohibió en 1807 aunque el tráfico se mantuvo hasta la década de 1860.

Fue un negocio seguro por la demanda creciente de esclavos en América y la diferencia abismal entre el precio de compra y el de venta. Muchos sectores de la sociedad se beneficiaron en distintas proporciones: comerciantes, capitanes de barco, marineros, hacendados, personas de medianos recursos, las Coronas y la Hacienda Real.

Un viaje mortal de dos meses

La costa occidental de África, especialmente la zona del Calabar, fue de donde se extrajeron un mayor número de esclavos, y en el siglo XIX las regiones del Índico africano. Los capturados eran conducidos a las factorías (instalaciones fortificadas edificadas en la costa) donde esperaban en los barracones su venta, y eran carimbados (marcados) con un hierro candente. A partir de mediados del siglo XVI, el viaje era directo de África a los puertos americanos. Los navíos eran buques mercantes con una capacidad para entre 200 y 800 personas, y una alta tasa de mortalidad (20% – 15%). La duración de las travesías oscilaba entre 30 y 70 días.

Distintos códigos y reglamentos integraron un cuerpo legislativo que sistematizaba la venta y vida cotidiana del esclavo: Código de Barbados, de 1661, que sirvió de modelo en las colonias británicas de las Antillas; el código de Santo Domingo, de 1768; Luisiana, de 1769, y Santo Domingo, de 1784, para las colonias españolas, y el Code noir, de 1685, vigente hasta 1789 en las Antillas francesas.

Rebeliones y derechos

El esclavo no fue un sujeto pasivo. No dejó de esforzarse por mantener sus tradiciones y conquistar espacios de libertad. Desde el siglo XVI se produjeron rebeliones.

La primera fue en La Española (isla de Santo Domingo) en 1521. Algunas se quedaron en revueltas, otras consiguieron marcar un nuevo ritmo en la historia mundial: por ejemplo, la Revolución de Saint-Domingue de 1791, que finalizó con la creación de Haití, en 1804, por exesclavos.

Otra forma de resistencia fue el uso de la ley. A través del síndico de esclavos, reclamaron derechos y en algunas ocasiones la libertad. La abolición fue un proceso lento y desigual iniciado en 1838 y finalizado en 1888.

Un legado actual

Junto a los esclavizados viajaron tradiciones, alimentos y plantas que en tierras americanas se mezclaron con las culturas indígenas y europeas. Este mestizaje continuo originó nuevas culturas.

En América pervive el uso de plantas para curar algunas enfermedades y de alimentos: quimbombó, ñame, ackee, fufú o fricanga.

En la música, son muchos los ritmos resultantes: el son, la rumba, bomba, plena, biguine, merengue, cumbia, reggae, bullerengue…

La Regla de Ifá, Shango Cult, Palo Monte, Candomble, Vudú, son ejemplos del sincretismo religioso.

Las diferencias físicas superficiales, como el color de la piel, que no genéticas, contribuyeron a fortalecer las ideas sobre las diferencias entre las poblaciones que justificaron la esclavitud, la exclusión y el racismo.

Fuente: https://theconversation.com/

Día Mundial contra la Esclavitud Infantil

El 16 de abril se conmemora el Día Mundial contra la Esclavitud infantil, el origen proviene del asesinato de Iqbal Masih de 12 años, ocurrido en el año 1995, quien a la edad de 4 años fue vendido por su padre al dueño de una fábrica de alfombras de Punjab porque necesitaba un préstamo para pagar la boda del hijo mayor.

El dueño de la fábrica recuperaría su dinero descontando mensualmente una parte del salario, por lo que el niño debía permanecer allí hasta el pago total de la deuda. Masih trabajaba más de 12 horas diarias haciendo alfombras, pero entre los intereses y los nuevos préstamos que pediría el padre, la deuda comenzó a crecer, por lo que el niño no tenía una salida posible.

Cinco años después, el niño conoció a Ehsan Khan, quien era un luchador contra la esclavitud infantil lo que lo llevó a dejar a un lado el miedo y dedicarse a denunciar la situación que tenían los niños tejedores de alfombras, convirtiéndose en un gran activista de los derechos infantiles.

Su activismo y sus denuncias comenzaron a molestar a muchas personas que se beneficiaban de este negocio. En 1995, mientras andaba en su bicicleta fue asesinado de un disparo.

Fuente: Conadecafro

24 de marzo de 1854: abolición de la esclavitud en Venezuela

La abolición legal de la esclavitud se inicia en Venezuela con el movimiento independentista, pues la Junta de Gobierno creada el 19 de abril de 1810 prohíbe el 14 de agosto la introducción y venta de esclavos en el país.

El artículo 202 de la Constitución Federal de 1811 eleva a precepto constitucional la prohibición. Durante las campañas de la Independencia se ofreció en ocasiones la libertad a título individual, extensivo a familiares directos, para esclavos que se alistaron en el Ejército y combatieron a favor de la República.

Inmediatamente después de la Batalla de Carabobo, el Libertador en su condición de general en jefe del Ejército vencedor, solicitó el 14 de julio de 1821 al Congreso Constituyente de la Gran Colombia reunido en Cúcuta que decretase “la libertad absoluta de todos los colombianos al acto de nacer en el territorio de la República”.

   El 21 de julio siguiente, dicho Congreso, acogiendo lo expresado en 1820 por el Congreso de Angostura y en atención a la mencionada solicitud de Bolívar, dio una ley que preveía la gradual extinción de la esclavitud.

     Considerando que los procedimientos operaban muy lentamente, la Diputación Provincial de Caracas se dirigió en diciembre de 1852 al Congreso Nacional solicitando que extinguiese la esclavitud mediante una ley. De inmediato no se hizo nada, pero en febrero de 1854, por iniciativa del diputado José María Luyando, el Congreso se abocó al estudio del problema.

   El presidente de la República, José Gregorio Monagas, que favorecía la eliminación de la esclavitud, dirigió el 10 de marzo un mensaje especial al Congreso, en el cual abogaba por la abolición, pero sin vulnerar los derechos de los poseedores de esclavos. El 23 de marzo el Congreso aprobó la ley de la abolición y el 24 fue refrendado por el presidente Monagas, a quien los historiadores han llamado, por esto, “el libertador de los esclavos”.

Fuente: Unellez

Mundo Afro: conoce cómo es ser afrodescendiente en Latinoamérica

Las desventajas históricas de los afrodescendientes perduran en Latinoamérica a pesar de tantos años de lucha contra la desigualdad racial y la discriminación.

Desde la III Conferencia Mundial contra el Racismo organizada en 2001 en Sudáfrica los avances en la región han sido muy limitados en comparación con la desventaja histórica que sufren los afrodescendientes.

«Más de 200 millones de afrolatinoamericanos que en una enorme mayoría siguen bajo la línea de pobreza», afirmó Néstor Silva, miembro de la Organización Mundo Afro de Uruguay. «En aquel entonces ganamos en visibilidad política desde la lucha de la sociedad civil organizada en todo el continente, pero el racismo sigue cundiendo. Una prueba de ello es que la mayoría de las personas migrantes del continente americano son afrodescendientes», aseguró Silva.

Además el especialista afirmó que la trata esclavista a la que se sometió a los africanos y a sus descendientes sigue dejando secuelas. «Esto responde a que las naciones no reconocen que cuando se independizaron de sus respectivos colonizadores, todas siguieron con la misma matriz productiva explotadora y esclavista», explicó.

Según Silva en América Latina esto funciona como un multiplicador muy fuerte del racismo, «porque los sistemas necesitan seguir subyugando gente y una de las grandes herramientas para eso es la discriminación racial«.

Incluso mencionó diferentes trabajos científicos que pretendieron demostrar la existencia de razas superiores, y «son simplemente herramientas de explotación». Mundo Afro fue creada en 1988 con el objetivo de ser un  instrumento que permita organizar y nuclear la comunidad negra del Uruguay, trabajando en torno a un Programa de Desarrollo.

«La organización fue creada hace más de 30 años pero seguirá siendo creada porque el racismo muta, la lucha muta y los avances por pequeños que sean son avances y hay que readecuarse», expresó Silva.

Uno de los logros de esta organización en gran parte de Latinoamérica fue poner la lucha contra el racismo en el eje ideológico, con la discusión de temas nacionales y regionales desde la perspectiva de los afroamericanos.

«Somos seres de derecho buscando ciudadanía y esto se explica porque cuando estás excluido no ejerces tu ciudadanía a plenitud, aunque puedas votar. Los derechos humanos no te llegan, por tanto, no eres un ser de derecho sino un objeto de explotación«, aclaró Silva.

Desde Mundo Afro apuntan a que la integración no sea dictada por quien está en el poder: «Porque entonces me íntegra según él me ve y siempre me va a ver con ojos de dominador», explica Silva.

En Uruguay se han logrado en los últimos años oficinas de equidad en diferentes ministerios para incidir desde el Estado en la transversalidad de las políticas. El Gobierno de Tabaré Vázquez creó un grupo de trabajo que coordina dichas oficinas.

Según el censo de 2011 en Uruguay la población afrodescendiente ocupa el 8% de la población. De ahí que por ley el 8% de los cargos públicos en este país estén reservados para los afrodescendientes.

Fuente: Sputnik

11 de enero de 1820 se decreta abolición progresiva de la esclavitud en Venezuela

A petición de El Libertador “Simón Bolívar”, el Congreso de Angostura decretó la abolición progresiva de la esclavitud en todo el territorio nacional, el 11 de enero de 1820.

El principal objetivo de dicha solicitud era sumar a los esclavos a la causa republicana, que todavía no participaban en las guerras por la independencia.

Con este decreto se eliminaba la frase de la tradición colonial que decía “vientre de esclavo engendra esclavo”, por lo que la esclavitud llegaría a su final en cuestión de tiempo, liberando a las generaciones futuras.

Esta no fue la primera acción a favor de estos prisioneros, una vez que en 1810, pasados los hechos de Proclamación de la Independencia de Venezuela, se había prohibido la introducción y venta de cautivos en todo el territorio nacional.

Ya para 1811, se había acordado la libertad de aquellos esclavos que quisieran alistarse para combatir a favor de la República.

Fuente: albaciudad.org

Memorias afro e indígenas: narrativas, resistencias y producciones identitarias de las singularidades culturales en los Estados-nacionales latinoamericanos

En la presente recopilación se recogen una serie de conferencias que abordan temas relativos a los afrodescendientes e indígenas en América Latina con la intención de reflexionar y ayudar a ampliar el campo analítico sobre estos asuntos.

En estas ponencias se presentan serias críticas a la colonización y se hace referencias a los efectos negativos que trajo consigo este proceso en nuestra región.

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Esclavos. Una subjetividad negada

En este libro se incorpora el enfoque interdisciplinario de la historia de la esclavitud, contemplando aspectos históricos, sociales, demográficos, museológicos, de la nueva arqueología histórica o arqueología patrimonial y de la genética de las poblaciones humanas, lo cual nos aproximará se entiende a un conocimiento más acabado y profundo de la esclavitud en estos territorios, el cual se revela hoy aún insuficiente en el cometido de saldar una deuda pendiente a la contribución africana en la configuración de nuestra identidad. El objetivo general que ha alentado esta investigación consiste en analizar, desde una perspectiva interdisciplinar, crítica y analítica las dinámicas de la esclavitud en toda su complejidad en territorios periféricos seleccionados de la antigua Monarquía hispánica entre los siglos XVII y XIX contribuyendo al reconocimiento de los aportes del elemento africano en la construcción de la cultura y etnia latinoamericana.

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