Por aquí transitó buena parte de los veinte millones de seres humanos a lo largo de casi cuatro siglos rumbo a una vida de miseria y servidumbre indigna. La primera Casa de Esclavos la construyeron los portugueses a mediados del siglo XVI y la última se levantó a finales del XVIII por iniciativa de ‘empresarios’ holandeses. En su época de máximo apogeo, en esta pequeña roca a poco más de quince minutos de navegación del puerto de Dakar funcionaban a pleno rendimiento hasta 29 casas de esclavos. Llegaban hasta aquí desde los más diversos puntos de África Occidental. Veinte millones de almas que nutrieron el negocio repugnante que nutrió las primeras ruedas de la acumulación de capital del Viejo Mundo. Tres siglos antes de que el vapor lo cambiara todo, África empezaba a ser sistemáticamente saqueada para formar algunas de las primeras grandes fortunas de Europa. Nunca se concentró tanta infamia en tan poco espacio (apenas 17 hectáreas).
Hoy Goree es un lugar pintoresco de bonitas casas coloniales pintadas de colores chillones, con amplias balconadas e impresionantes plantas bajas porticadas. Casas lindas que esconden bajo los muros pastel, las tejas y la madera su historia de infamia. En la planta alta vivía el dueño de la casa; y en la planta baja, en cuatros de poco más de dos metros cuadrados, se hacinaba la carga humana, hasta veinte personas por habitación. Antes se los separaba por sexo y peso. Los hombres que pesaban en torno a los 60 kilos estaban listos para la venta y embarque; los que llegaban exhaustos y medio muertos de hambre se sometían a una brutal dieta de engorde. Como el ganado. Arriba se cerraban los tratos y se pactaban los precios; abajo hombres, mujeres y niños esperaban su suerte con la resignación que imponían las cadenas, los grilletes y las pesadas bolas de hierro que impedían cualquier tentativa de huida. Cada casa se conectaba directamente con el mar a través de pasillos estrechos y oscuros que impedían a los esclavos moverse con comodidad. Al fondo se ve el agua azul y la claridad del sol. Eran las llamadas puertas sin retorno.
Morían a millares. De enfermedad; de terror; a puros golpes. Se les miraban los dientes para ver si estaban sanos. Las mujeres valían más dinero que los hombres y los niños recibían nombres diferentes en función del estado de su dentadura: como simples cachorros de bestias de carga. Los ecos de aquellas víctimas del comercio hediondo de la esclavitud se apagaron hace ya más siglo y medio. Francia abolió la repugnante institución de la esclavitud en 1848 aunque el tráfico de seres humanos siguió siendo un lucrativo negocio hasta finales del siglo –alentada por latifundistas de Estados Unidos, Brasil o Cuba, por ejemplo-. La última de estas casas de esclavos se construyó en 1776 y hoy es un museo sobre ese pasado sombrío que los gritos de la chiquillería que juega en las calles sin coches de la isla. Hoy la Casa de los Esclavos (La Maison des Esclaves) es un pequeño museo que recuerda aquellos tiempos terribles; un lugar que oprime en el que pueden verse antiguas cadenas, las celdas en las que se clasificaban y engordaban hasta a 200 personas de manera simultánea y esa puerta sin retorno que mira a un mar hoy hermoso, pero terrible para las víctimas del comercio esclavista que, por tandas, manejaron los portugueses, ingleses, holandeses y franceses.
El Fuerte d’Estrées es lo primero que se ve desde el mar cuando uno se acerca a la isla. Esta batería cañonera fue construida por los franceses a mediados del siglo XIX para proteger la entrada al puerto de Dakar. La antigua batería se ha habilitado como museo dedicado a la memoria africana y justo a la puerta la Plaza de Europa celebra, no sin polémica, las ayudas de la UE para la restauración de los valores históricos de la isla –muchos senegaleses no entienden como la Europa que saqueó África y esclavizó a sus gentes-. Hoy, Goree es algo así como un resquicio de lo que fue Dakar hasta hace bien poco. Un lugar tranquilo de casitas coloniales, enormes baobas y buganvillas exuberantes (un paraíso para los viajeros fotógrafos). Pasear por sus cuatro o cinco calles es una delicia que te descubre rincones preciosos. Hay una iglesia, una mezquita y hasta una pequeña playa de arenas claras en la que los vistosos cayucos senegaleses (barcas de pesca pintadas de colores chillones) descansan con la proa mirando al mar.
El Paseo de los Baobabs parte desde el Mercado de Artesanía y sube, en apenas doscientos metros, el escalón de piedra que separa la ‘ciudad’ del ‘Castel’ de Saint Michel. La fortificación fue construida por los holandeses en el siglo XVII poco después de comprarle la isla a los portugueses (le duró poco ya que fue tomada por los franceses algunas décadas después). De la antigua batería queda muy poco más allá de los muros semienterrados en los que todavía se intuye esa planta de punta de diamante propia de las fortalezas de aquellos tiempos. Los franceses plantaron encima cañones gigantescos en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial. Las vistas sobre el mar, la propia isla y la vecina Dakar son increíbles.
Goree después de los turistas
En Goree no hay coches. No tendría sentido. En sus calles de arena y bajo los baobabs sólo se oyen las voces de propios y extraños y, cuando se va el último barco, los gritos de los niños (esa música vital de las ciudades africanas). Lo más normal es llegar a la isla y volver a Dakar en el mismo día, pero si puedes pasar una noche aquí es algo más que recomendable. Algunas de las antiguas casas de esclavos se han ido reconvirtiendo en alojamientos (desde 60 euros la habitación doble) y restaurantes y las puestas de sol desde las baterías del ‘Castel’ no tienen precio. Los barcos conectan la isla con el puerto de la capital hasta bien entrada la noche (el último servicio es a las 23.00 los días entre semana, a la media noche los viernes y a la 1.15 los sábados), pero la mayoría de los turistas se van antes de las seis o siete de la tarde.
(Tomado de “Negros en Argentina: integración e identidad”)
Autor: Jean Arsène Yao
En la búsqueda de caminos para mantener los lazos con África, los afroargentinos tuvieron en sus metas la afirmación de su identidad propia a través de la religión y de la música. Los negros llegados como esclavos traían como herencia cultural diversos comportamientos sociales y distintas creencias religiosas politeístas. Trajeron como herencia el culto a los muertos, o sea, los antepasados familiares. Las autoridades lucharon y persiguieron este tipo de manifestaciones durante la época colonial 40. Los negros celebraban clandestinamente ciertas prácticas y fiestas religiosas que la iglesia perseguía. Por otro lado, la existencia de las cofradías religiosas favoreció cierto sincretismo. Lo que se demuestra a través de la veneración de determinados santos cristianos. Entre otros: San Baltasar, San Benito de Palermo, San Martín de Porres o las distintas vírgenes morenas o negras 41.
Reunidas para practicar el culto católico, sirvieron como marco social para que el idioma y la religión africana fueran conservados42. La primera cofradía religiosa fue la de San Baltasar, creada por el clero en 1772 y autorizada a instalarse por el arzobispo de Buenos Aires en la iglesia de la Piedad 43.
Esta masa de la población según José Ingenieros, tenía muy poca confianza en la medicina de los blancos. Mientras cada español o criollo se hacía curar por los médicos, los negros constituían la clientela de los hechiceros de cada Nación, que conservaba cierto carácter sacerdotal44. Este mundo que era parte esencial de la cultura negra, debió someterse y convivir en la cultura blanca a la que fue incrustado. No debe extrañar que los negros intentaran obtener de las autoridades civiles y religiosas, autorizaciones para realizar sus ritos religiosos. Para los blancos, esas ceremonias aparecían como bailes, músicas y cantos con el objeto de entretener la población negra esclavizada.
Barrios enteros estaban poblados de negros, conservando sus denominaciones, sus ritos, sus costumbres y sus lenguas africanas. En cada grupo, había uno o más brujos, médicos exclusivos de sus “connancionales”. En la Argentina, hasta 1893, por ejemplo se podía encontrar prácticas mágico-religiosas africanas realizadas por negros de Buenos Aires 45. Estos hechiceros, fueron calificados como “brujos”, ya que reunían funciones de sacerdotes, curanderos, adivinos, encantadores, y desencantadores46.
Esta actitud representó una resistencia cultural. En las paredes o en la base de algunas ollas se encuentran signos de las religiones africanas. En los pozos de basura también se han encontrado pipas con unas crucecitas que son signos de religiones de Ghana. Además, para leer el futuro, los africanos usaban huesos que se tiraban y se leían, aunque seguramente si se le encontraba se le castigaría considerándole como hereje. También fabricaron objetos con esos huesos: una boquilla, un pedazo de abanico 47.
Pero en el ocaso del siglo XIX, las creencias y los ritos de los afroargentinos fueron desapareciendo. La religión africana tradicional fue cayendo en el olvido, aunque ciertos rasgos de ella penetraron en el folklore argentino. Hubo varias causas para que ello ocurriera. A la persecución oficial ya señalada, hay que añadir la declinación demográfica de la población africana. Lo que fue acompañado de la desaparición de casi todas las manifestaciones culturales y religiosas.
Sin embargo en los últimos años, 48 es de señalar la presencia de cultos afrobrasileños como la Umbanda y el Africanismo. Han llevado a la indagación sobre posibles perduraciones de cultos afroargentinos. En la Umbanda, se supone que un espíritu puede entrar en una persona y utilizar ese cuerpo para sus actos49. Esto coincide con el trance que ocurría en la religión tradicional africana. El hombre podía ser poseído por el dios y servir de intermediario para comunicar a los vivos sus intenciones. Más, en la Argentina, los practicantes de las religiones siempre enfatizan el origen africano de la Umbanda y del Africanismo, en detrimento de su origen brasileño50.
Otra de las huellas africanas que reflejan los historiógrafos es que existía una música afroargentina y una forma de danzarla: el candombe. Los afroargentinos la reivindicaban como propia. Constituía al menos uno de los elementos que utilizaban para construir una identidad diferencial respecto de otro grupo. Este hecho es ignorado o minimizado por quienes se han dedicado al estudio de la cultura y la comunidad afroargentina. El candombe fue siempre un importante elemento identificador de la comunidad negra argentina. Tanto desde la perspectiva de la sociedad mayor como para los propios negros: “La sociedad bonaerense veía al hombre de color casi exclusivamente bajo el aspecto curioso que representaban sus candombes y sus comparsas.”51
De hecho la parodia que las comparsas de “falsos negro”52 realizaron del candombe provocó fuertes reclamos por parte de los afroargentinos. Los negros llamaron a no confirmar el estereotipo tocando el candombe con la cara tiznada en lugares inapropiados:
Nos aseguran que se están levantando firmas entre varios vecinos de un sitio de la calle de México para presentarle una petición a la autoridad solicitando la prohibición de los bailes que allí tienen lugar los domingos, porque les incomoda el ruido del Tambor a los señores peticionantes. Ignoramos si es cierto lo que al respecto se nos cuenta, a pesar de que no es la primera vez que esto sucede, y no han sacado nada favorable los interesados. Y esta, ¿qué sacarán ? Tendremos al corriente al lector de lo que sobre este asunto pase.53
El candombe constituye un importante elemento de la identidad étnica negra. Más que mero ruido de tambor, tiene una su función social. Todo lo contrario de lo afirmado por Estanislao Villanueva: “Gritando y caminando, el negro rioplatense echó a andar por las calles y lo suyo se llamó candombe; una mixtura del tam-tam de África y el tamboril urbano de Buenos Aires […] Ese baile constituye una gimnasia social de festividad, dotada de algo así como una sociología ruidosa del ocio.”54
Comunidad afroargentina-grupo social
En esta danza popular por excelencia, se contiene casi toda la historia de la raza negra en el Río de la Plata. Por ello, una manera de valorar el ancestro africano, acaso sea revitalizar este baile símbolo de la identidad negra. En la década de 1990, se constituyó una comisión Pro-Difusión del candombe y estudios afroamericanos. Esta comisión organizó el 4 de septiembre de 1992 un festival de candombe durante el segundo encuentro afroamericano en Buenos Aires. En esta danza popular por excelencia, se contiene casi toda la historia de la raza negra en el Río de la Plata. Por ello, una manera de valorar el ancestro africano, acaso sea revitalizar este baile símbolo de la identidad negra. En la década de 1990, se constituyó una comisión Pro-Difusión del candombe y estudios afroamericanos. Esta comisión organizó el 4 de septiembre de 1992 un festival de candombe durante el segundo encuentro afroamericano en Buenos Aires.
Cualquier reflexión en torno a la identidad negra en Argentina debe tener en cuanta la resistencia cultural y el proceso de reintegración étnica de los africanos desde su llegada a América. Se creó una solidaridad africana expresada, en el caso argentino, pasivamente55. Eso conllevó el enmascarar su pensamiento ético y estético, su sentir y disentir. La tendencia a la agrupación por parte de los esclavos africanos, llegados a América, dio lugar a la formación de las llamadas “naciones” o “Sociedades”. Verdaderos refugios de africanía en las ciudades coloniales, eran la reunión de cierto número de individuos que procedían de una misma región africana.
Esto se evidencia, salvo en unos pocos casos, en la denominación de las mismas: Abaya, Amuera, Asante(Ashanti), Auza Bagungane, Banguela, Borno, Basundi, Bayombé, Brasilera, Brasilera Bahiana, Cambunda, Calumbo, Carabari, Caravalid, Casanche, Congo, Congo Augunga, Erico Briola, Fraternal, Gangela, Loangos, Humbama, Huombe, Loango, Lucango, Lubolos, Lumbana, Luumbi, Macuaca, Main, Macinga, Maravi(Maravé o Malawi), Mina Maji, Mina Nago Mondongo, Mongolo, Monyola, Muñambani, Morenos Criollos Nuestra Señora de Lujan56, Morenos Brasileiros, Moros, Mozambique, Muchague, Mucherenge, Mucoba, Mucumbi, Mue Vesunele, Muñanda, Muncholo, Musundi, Protectora Brasilera, Quipara, Hermandad del Rosario, Sociedad Sabalu, Hermandad San Baltasar, San Benito, San Gaspar Sociedad San Pedro, Tacua, Umbala, Umbonia, Villamoani, Uida, Zeda, Zongo57.
Las primeras referencias a las asociaciones africanas aparecen en documentos coloniales ya en la década de 1770. Sin embargo la consolidación de las “naciones” se dio a partir de 1823.58 Entonces las autoridades gubernamentales asumieron el control de muchas funciones que hasta entonces estaban en manos de la iglesia. Fue la policía que se encargó del control de las “naciones”. Así, la elección del presidente de una “nación” era presidida por un representante del “señor jefe de policía”59. El objetivo de estas agrupaciones organizadas en Argentina era la obtención de recursos económicos para la compra de la libertad de sus adherentes:
Libertar con sus fondos a todos aquellos socios que se hagan dignos de ello por su moral y su industria los cuales quedarán obligados a rembolsar la cantidad de su recate con el módico interés del 5 % anual. Cuidar de la educación primaria e industriosa de todos los jóvenes incorporados en ella. Auxiliar la industria de los socios dándoles instrumentos para trabajar, con calidad de retribuir su importe con las condiciones que cada caso exija. Cuidar que cada socio tenga una conducta moral y productiva. Hacer una vez al año sufragio para los socios difuntos60.
Para su financiación
Los fondos de la Sociedad, los formaban los productos de la finca bajo el apelativo que fuere, o una contribución directa que sería pagada el primer domingo del mes por los socios libres y consistiría en dos reales que cada padre de familia daría y cuatro que daría cada individuo soltero que tenga una ocupación lucrativa la contribución de cuatro reales que cada individuo debía pagar al tiempo de su incorporación y más las donaciones voluntarias que dieran los socios. Para mayor seguridad de los fondos, habría una caja con tres llaves de las cuales tendrían una el presidente, otra el secretario, y otra un individuo del consejo nombrado por el que haría las funciones de interventor. En esta caja se dispondría los fondos y libros de cuenta.
En cuanto a la administración
La Sociedad sería gobernada por un caporal o presidente, un secretario y un consejo de seis vocales. Los individuos que desempeñaban estos empleos serían nombrados por la Sociedad a pluralidad de votos y los nombramientos no podrían recaer sino en personas libres mayores de edad y que estén alistadas en el padrón.
Se suele atribuir la desaparición de las organizaciones africanas a las guerras y por lo tanto a la declinación demográfica de la población de origen africano. Pero hay que decir que el objetivo profundo de las “naciones” era la búsqueda de una autonomía. Algo que los afroargentinos fueron adquiriendo a medida que se asimilaban por la población blanca. Este logro implicó que se despojaran primero de su identidad cultural y luego de su identidad racial. Consecuencia, las nuevas generaciones fueron alejándose de las “Naciones” o “Sociedades”, símbolos del separatismo africano.
No obstante, algunas de estas organizaciones existieron hasta bien entrado el siglo diecinueve. Las más exitosas “Sociedades” afroargentinas del periodo 1860-1890 fueron La Fraternal y La Protectora. Ambas recibieron un cálido y esperanzado apoyo de la comunidad negra61. Por otro lado la “nación” Benguela había logrado sobrevivir hasta cerca de 1903. Durante la segunda década del siglo XX, sabemos que existieron más agrupaciones negras. Continuaron asociaciones como la Agrupación Patriótica 25 de mayo, el Círculo Social Juvencia, la Asociación de Fomento General San Martín62.
Pese a eso, José Ingenieros en el capítulo titulado “la formación de una raza argentina” afirmó que: “Los negros se han extinguido; los mulatos de zona templada son cada vez más blancos. En Buenos Aires un negro argentino constituye un objeto de curiosidad.”63 Esta insistencia histórica parece más la expresión de deseos que un reflejo de realidad ya que se habla de desaparición cuando la comunidad afroargentina aún existe. Se trata de una falsa desaparición de las páginas de la historia argentina. Una utilización engañosa de las estadísticas y una manipulación interesada. No obstante, es de reconocer que no existe estudio alguno que haya presentado el conjunto de los afroargentinos. Aunque según hemos podido ver siguen viviendo, olvidados pero no desaparecidos.
Si es cierto que no hay nada claro respecto a la cuantificación de la población negra, los censos extraoficiales hablan de medio millón de afroargentinos. Al menos esta cifra muestra que los descendientes de esclavos existen. Llamados “criollos”, viven desperdigados por todo el país. Formaban pequeñas comunidades en la Munro, Palermo, Liniers, Morón, Chascomús, La Plata. Existían también comunidades negras en el interior del país, por ejemplo en Santa Fe y otros lugares del noroeste64.
Estas comunidades vivían en el contexto socioeconómico y cultural que llevó a sus antepasados a crear las asociaciones afroargentinos: pobreza, marginalización, indiferencia y discriminación. Por eso se reagruparon y se afirmaron como grupo social suscitando en el conjunto de la sociedad local su problemática. Revalorizaron sus religiones, sus cultos, sus ritos y costumbres. Así como sus festividades y su música, todo cultivado de acuerdo con las más prístinas tradiciones africanas.
Estas comunidades vivían en el contexto socioeconómico y cultural que llevó a sus antepasados a crear las asociaciones afroargentinos: pobreza, marginalización, indiferencia y discriminación. Por eso se reagruparon y se afirmaron como grupo social suscitando en el conjunto de la sociedad local su problemática. Revalorizaron sus religiones, sus cultos, sus ritos y costumbres. Así como sus festividades y su música, todo cultivado de acuerdo con las más prístinas tradiciones africanas.
Los afroargentinos recuperaron por tanto las bases fomentadoras de un espíritu asociativo. De este modo unieron sus fuerzas asociativas, reforzando su identidad étnica y su participación social. A través de la afirmación de la negritud este grupo social se reforzó y se distinguió. Las asociaciones afroargentinas, como otras organizaciones, revelaron más allá de los individuos que las componen, la sociedad africana.
Al avanzar el siglo XX, los países de América Latina se esforzaron por crear una conciencia americanista apoyada en la noción de autenticidad. Las élites inspiradas en reflexiones científicas y estéticas europeas sobre “el buen salvaje”, resaltaron la figura del indio. Mientras tanto, intelectuales del Caribe, de Estados Unidos y de África emprendían movimientos vanguardistas como el Éxodo al África, Poder Negro o Negritud. Los afroargentinos acogieron con orgullo estos movimientos al mismo tiempo que seguían con mucho interés la independencia de las colonias francesas y portuguesas en África65.
En su medio se recibe con cariño y se busca al negro que visita al país66. Así es como la conciencia negra se ha ido cebando progresivamente entre los descendientes de africanos. Consecuencia: aparición de una militancia de la negritud. Lo confirma esta afirmación de Lucía Dominga Molina: “Mi presencia en las conferencias sobre los afroargentinos no es causada porque me siento una investigadora, sino porque me considero una militante de la negritud.”67 Estas palabras son pruebas de su lucha y militancia para recuperar la autoestima. Asimismo cicatrizar la llaga abierta de las muletillas de que los afroargentinos han desaparecido. En Argentina el negro quedó estigmatizado como un producto de la esclavitud, un elemento inferior y menospreciado. Para sus descendientes la esfera que les queda reservada como espacio de dominación no pertenece ni al poder, ni a la ciencia ni a la literatura. Apenas les quedan sus agrupaciones como forma de afirmación social. Se identifican en cuanto grupo social discriminado en su vida cotidiana, pobres al margen de la sociedad.
Entre las nuevas organizaciones afroargentinas surgidas en el siglo XX destacamos La Juvencia, Los Aparecidos, nombre muy significativo y El Martín Fierro. Hasta la década de 1970, el Shimmy Club era la cita obligada para año nuevo y carnavales de toda la comunidad negra en Buenos Aires. Como lugar de encuentro de la población negra, favoreció una movilidad hacia la búsqueda de una identidad africana. En la actualidad existen dos asociaciones de afroargentinos a escala nacional que defienden sus raíces africanas. La primera es África Vive, con sede en Buenos Aires fundada por María Magdalena Lamadrid. A través de su asociación, lucha contra los escasos recursos de la gente de su grupo, tanto en la Argentina como en el exterior. Llegó a tocar las puertas del Banco Interamericano de Desarrollo, pero todavía está esperando la ayuda. La segunda es el Centro Indo-Afro-Americano con sede en Santa Fe fundado por Lucía Molina. Ha organizado y participado en numerosos congresos y encuentros internacionales sobre los afroamericanos en Argentina y en el exterior. El centro tiene publicaciones a través de los cuales divulga el tema de la negritud en Argentina.
Citas y referencias
40 Archivo General de la Nación, IX – 31 – 4 – 6, justicia. En 1779 el párroco de La Piedad, don Francisco Javier Zamudio efectuó una denuncia por los desacatos públicos que hacen los morenos a la iglesia, como es ponerse en el atrio del templo a danzar los bailes obscenos que acostumbran, como ejecutaron el día de san Baltasar a la tarde y el domingo de pascua de resurrección. Los morenos de La piedad desestimaron esta acusación al parecer el baile de la mañana de la pascua de resurrección fue efectuado por los hermanos menores del santísimo rosario después de su primera misa, discurriendo por los conventos donde hay hermandades de menores hasta llegar a la parroquia ; allí no entraron sino que en el lado de la calle formaron su baile y el portabandera se batió en el atrio en señal de alegría. 41 Así, se venera la imagen de la virgen de Montserrat, la de Polonia, llamada Reina o Inmaculada de África. En Los Toldos, provincia de Buenos Aires, se venera a una virgen morena, que se halla en el monasterio de los Benedictinos. 42 Archivo General de la Nación, protocolo notarial, testamento del 14 febrero de 1779. 43 Archivo General de la Nación, IX – 31 – 4 – 6, legajo 436. La función de esta cofradía, como la de todas las demás, era religiosa y social, y fue disuelta en 1856, lo que da cuenta no sólo de su antigüedad y longevidad, sino de la importancia socio-cultural que este tipo de organización tuvo entre los negros. 44 Ingenieros, José, La locura en la Argentina, op. cit., pp. 35-36. 45 Frigerio, Alejandro, La umbanda, los negros y la pobreza como zonas ocultas del país, Clarín, Buenos Aires, 14 de febrero de 1993. 46 Ingenieros, José, op. cit., p. 36. 47Clarín, jueves 25 de mayo de 2000, p. 41. 48 Alejandro Frigerio, Las religiones afrobrasileñas en la Argentina : cosmovisión y prácticas, Sociología de la religión, Buenos Aires, 1996, p. 258. 49 Frigerio, Alejandro, La umbanda, los negros y la pobreza como zonas ocultas del país, Clarín, op. cit.. 50 Frigerio, Alejandro, De la umbanda al africanismo : identificación étnica y nacional en las religiones afrobrasileñas en Argentina, Universidad Federal do Rio Grande do Sul, 1993, p. 97. 51 Rodríguez Molas, Ricardo, La condición social de los últimos descendientes de los esclavos rioplatenses(1852-1900), Cuadernos Americanos, México, mayo-junio, 1962, p. 151. 52 Lanuza, José Luis, op. cit., pp. 185-186. En 1869 apareció en Buenos Aires la “Sociedad de los Negros.” De negro no tenían más que un antifaz sobre sus rostros blancos. Estos falsos negros, que remedaban la pintoresca jerga bozalona de los morenos verdaderos, recorrían las casa de sus relaciones. 53La Broma, 27 de enero de 1881, p. 3. 54 Villanueva, Estanislao, El candombe nació en África y se hizo rioplatense, Todo es Historia, nº 162, Buenos Aires, 1980, p. 44. 55 En oposición a las sociedades cimarronas que vivieron una reintegración activa en zonas de ciénaga, bosque y selva. 56 Queremos destacar aquí también el milagro de Lujan y el negro Manuel de origen caboverdeano. Este esclavo negro es considerado como el “primer inmigrante” por la iglesia católica argentina por ser la persona a la que se reveló la virgen en mayo de 1630. 57 Archivo General de la Nación , X – 31 – 11 – 5 policía y sociedades africanas. 58 Ya en 1821, el gobierno emitió un decreto formal delineando el procedimiento para establecer una Sociedad africana ; decreto que fue revisado en 1823 para dar el reglamento que mencionaremos con constancia a continuación. 59Ibid. Reglamento para el gobierno de las “naciones” africanas dado por el superior gobierno, Buenos Aires 11 de agosto de 1823. 60Ibid. Artículo 2 del reglamento para el gobierno de las “naciones” africanas. 61 El primer número del periódico El Proletario en 1850 informó de la existencia de la Fraternal e instó a “la clase de color” bonaerense a unirse. Realizó uno de los objetivos de las “naciones” africanas, construyendo una escuela para niños de color. Excepcionalmente bien manejada, La Protectora que se fundó en 1877, fue lanzada por el periódico La Juventud. En sus líneas se podía leer que “la verdadera religión entre nosotros(los afroargentinos) son los Socorros Mutuos”. Esta Sociedad publicaba un periódico titulado La Protectora durante el periodo 1880-1910. 62 Estrada, Marcos de, op. cit., p. 119. Esas asociaciones dejaron una placa en el monumento a falucho en 1923 y 1924. 63 Ingenieros, José, Sociología argentina, editorial Elmer, Buenos Aires, 1957, p. 460. 64 Liboreiro, Cristina de, ¿No hay negros en Argentina ?, Editorial dunken, Buenos Aires, 1999, p. 52. 65 Narciso Binayán Carmona siendo empleado del Congreso pudo comprobarlo personalmente con el caso de Zaire en 1960. El famoso grupo de ordenanzas del Palacio estaba profundamente conmovido y conversaron largamente del asunto. 66 Se trata de una experiencia personal durante nuestra estancia en argentina para la realización de nuestra tesis doctoral. 67 Entrevista con Lucia Dominga Molina en junio de 2000, en Santa Fe, República Argentina.Haut de page
Este es un comentario habitual en las redes sociales, “vuélvete a África”. Creo que cualquier persona negra que se atreva a hablar en contra de la del racismo ha escuchado este comentario alguna vez. Una noticia para los racistas, volver a casa, jamás es un insulto para mí.
África no está exenta de problemas. En mi país, España, las televisiones nos machacan con esos problemas una y otra vez. Si eres como yo y creciste en los años 90, recordarás que siempre había anuncios en la televisión de una persona blanca suplicando dinero para alimentar a niños desnutridos en África. Nunca faltaron imágenes de África saqueada, en guerra y personas sufriendo. Y de hecho, hay muchos países en África que están pasándolo mal.
Vamos a imaginar que tú estás en tu tierra. Tienes todo lo necesario para vivir y no necesitas nada más. Entonces llegan unos extraños y te roban, reclaman la tierra como conquistada o descubierta, empiezan a vivir en ella, explotan tus recursos, matan a los hombres, violan a las mujeres, esclavizan a su gente, los llevan en barcos a tierras extranjeras, toman todas las materias primas que pueden de esa tierra y luego te dicen que te dejan a tu suerte, diezmado y colonizado. Te endeudas con ellos para reconstruir tu hogar y tus infraestructuras. Con este panorama, es posible que tengas algunos problemas.
Conocemos esa historia, la historia negativa de África, la de las guerras, los dictadores y hambrunas. La historia que no vemos, es la de África como madre de la humanidad, potencia cultural y generadora de ideas.
Nunca he estado en África. Soy hija de la diáspora. Mis antepasados fueron llevados a la fuerza a América, a tierras colombianas. Después mi familia emigró a España. Yo nací aquí y de aquí me siento. Sin embargo hay una parte de mí que está en esa África que nunca he conocido, porque todos lo afrodescendientes nos sabemos parte de ese continente. Hoy más que nunca ser africano es un estado mental, un sentimiento, independientemente de si vives en Madrid, París, Dakar o Bogotá.
Querido racista, cuando me gritas ¡vuélvete a África!, no me insultas. A mí y otros muchos nos encantaría volver allí. Es normal añorar el hogar.
De todas maneras si que me gustaría ir a África, así que queridos racistas, si queréis contribuir a la compra del billete de avión, estaría encantada. Regresaría a mi casa.
En 2021 se celebró por primera vez, el 31 de agosto, el Día Internacional de los Afrodescendientes. Con esta celebración, se pretende promover las extraordinarias contribuciones de la diáspora africana en todo el mundo y eliminar todas las formas de discriminación contra los afrodescendientes.
Los días internacionales reflejan los valores que comparte la sociedad. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen el potencial de contribuir constructivamente al desarrollo y al bienestar de sus sociedades. Toda doctrina de superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa. Debe ser rechazada, junto con las teorías que intentan determinar la existencia de razas humanas separadas.
Las Naciones Unidas condenan enérgicamente las continuas prácticas violentas y el uso excesivo de la fuerza por los organismos encargados de hacer cumplir la ley contra los africanos y los afrodescendientes. Condenan el racismo estructural en los sistemas de justicia penal de todo el mundo. La Organización reconoce además que la trata transatlántica de esclavos es uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia humana y defiende la dignidad humana y la igualdad.
Antecedentes
En 2020 llegamos a la mitad del Decenio Internacional de los Afrodescendientes. Si bien se han logrado algunos progresos en los planos legislativo, normativo e institucional, los afrodescendientes aún sufren formas interrelacionadas y complejas de discriminación racial, marginación y exclusión. Cinco años después del inicio del Decenio, la pandemia por COVID-19 puso de manifiesto la urgencia de abordar las persistentes desigualdades estructurales y el racismo sistemático en la salud. La falta de reconocimiento sigue siendo uno de los principales obstáculos que impiden el disfrute pleno y efectivo de los derechos humanos por los afrodescendientes.
El año 2020 supuso también un punto de inflexión en la forma en la que se abordan estas cuestiones a nivel internacional y nacional. El asesinato de George Floyd movilizó a la gente para protestar contra el racismo y la discriminación racial. Asimismo, provocó importantes debates mundiales sobre la justicia racial. El 19 de junio de 2020, el Consejo de Derechos Humanos aprobó la resolución «Promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los africanos y los afrodescendientes frente al uso excesivo de la fuerza y otras violaciones de los derechos humanos por los agentes del orden». De conformidad con esta resolución, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos presentó al Consejo de Derechos Humanos en su 47º período de sesiones su programa para lograr un cambio transformador en favor de la justicia y la igualdad raciales.
La Corte Constitucional de Colombia acaba de impartir una serie de órdenes al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), encaminadas a arreglar el daño que la entidad le ocasionó a la población afrodescendiente del país en el censo de población y vivienda de 2018.
La Corte se pronunció sobre varias tutelas que presentaron organizaciones étnicas por un episodio que bautizaron como «el genocidio estadístico».
Las tutelas denunciaron que en el mencionado censo hubo una reducción estadística, de un 30,8 %, de las comunidades negras del país. Los afrodescendientes pasaron de 4.311.757 en el censo de 2005, a 2.982.224 en el censo de 2018.
La Corte advierte que se trata de «un daño suficientemente documentado» que provocó «la invisibilización estadística de más de un millón de afrocolombianos. […] las omisiones del censo afectan el reconocimiento oficial de las diversidades en la población colombiana y obstruyen el diseño de políticas públicas idóneas que permitan superar las enormes brechas que golpean de forma desproporcionada a las poblaciones afrocolombianas», expresa el fallo.
El DANE elaborará, en un plazo de diez meses, un estudio sobre las causas que conllevaron a ese grave error. También deberá consultar a las comunidades sobre la inclusión de un componente de autorreconocimiento en la próxima encuesta de calidad de vida y deberá ir identificando a los afrocolombianos en el plan integral de preparación del próximo censo.
En conmemoración del Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, se realizó la 3ª Reunión del Grupo de Trabajo de Afrodescendientes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). El objetivo de la reunión fue posicionar nuevamente en la agenda de la CELAC la temática y propiciar un espacio de intercambio de miradas y buenas prácticas entre los países de la región.
El inicio estuvo a cargo de la Titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, Victoria Donda: “Una de mis primeras medidas como titular del INADI fue la creación de la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina que amplió el trabajo realizado desde el surgimiento del INADI en aspectos que aún no habían sido abordados, brindando un punto focal al interior de la Administración Pública Nacional que atienda la especificidad de las demandas y propuestas de la Comunidad Afroargentina”, resaltó.
Acto seguido se llevó a cabo el panel de expositores por parte de los Estados miembros, donde participaron: por Argentina, el Lic. Federico Pita, director de la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina del INADI; por parte de Bolivia, Juan Carlos Ballivián, vice ejecutivo de CONAFRO; por Cuba, Rolando Julio Rensoli Medina, miembro del Grupo Coordinador Ejecutivo (GCE) del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial; Rubén Silié, vice ministro de Relaciones Internacionales de República Dominicana; en representación de Ecuador, Catherine Chala Ángulo, directora de Servicios de Protección Especial del Ministerio de Inclusión Económica y Social; por Perú, Susana Matute Charún, directora de la Dirección de Políticas para la Población Afroperuana del Ministerio de Cultura; por Venezuela, Demetria Casimira Monasterios, Comisión de la Verdad Histórica.
Seguidamente se desarrolló un intercambio de buenas prácticas de políticas públicas hacia la población afrodescendiente entre las delegaciones participantes. Abrió los comentarios Wendy Pérez Salinas, Directora del Servicio Plurinacional de la Mujer y la Despatriarcalización «Ana María Romero» (Bolivia). Isabel Reyes Guerrero, del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (México); Krishna Camarena Surgeon, directora general de la Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropanameños (Senadap); Javier Diaz, del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Oriental del Uruguay; John Quintero de la Coordinación Nacional Adjunta de la República de Colombia; Michael Revelo, representante de la Cancillería de la República de Ecuador.
Luego se dio lectura del borrador de Declaración del Grupo de Trabajo de Afrodescendientes de la CELAC. Se estipuló continuar recibiendo comentarios y sugerencias por escrito para enriquecer la Declaración en las próximas semanas.
Para finalizar, el Lic. Federico Pita agradeció la participación de las Delegaciones y destacó la labor de coordinación de la Cancillería Argentina. Las palabras de cierre estuvieron a cargo del Lisandro Basilico, quien acercó un saludo del Embajador Gustavo Martínez Pandiani, Coordinador Nacional de la Presidencia Pro Tempore argentina de la CELAC.
Un proyecto de ley que busca la reivindicación de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras fue presentado por el Defensor del Pueblo, Carlos Camargo, al Congreso. Este proyecto se presentó basado en los hallazgos de esta entidad en su informe “Afrodescendientes: Reconocimiento, Justicia y Desarrollo”.
Carlos Camargo, defensor del pueblo, presentó un proyecto de ley ante el Congreso de la República que pretende reivindicar a las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Según la Defensoría, este proyecto buscaría el perdón, reconocimiento y reparación de estas comunidades que han sido persistentemente afectadas por el racismo y la discriminación en el país. Este proyecto se estructuró basado en el informe “Afrodescendientes: Reconocimiento, Justicia y Desarrollo” realizado por esta entidad.
Para la estructuración de este proyecto de ley, la Defensoría tomó en cuenta los aportes de las comunidades afrodescendientes a las que esta entidad acompaña en sus labores territoriales. De la misma manera, se procedió de acuerdo con los aportes de líderes y lideresas afros, académicos y representantes de organizaciones sociales. Estos aportes se recogieron en dos foros realizados por la delegada para los grupos étnicos sobre los derechos de las comunidades negras. Estos foros tuvieron lugar en la ciudad de Cali, en el 2021, y en Popayán, en julio de 2022.
Este proyecto de ley se compone de dos bloques, como lo explicó el defensor del pueblo. En el primer bloque se explica el objetivo, los principios fundamentales y se establecen varias líneas que sirven para orientar las acciones efectivas que deberá tomar el Estado para que sea posible consolidar un marco de perdón y reparación histórica a favor de esta población. Esto debido a que la Defensoría reconoció que esta población no ha sido reconocida por el resto de la sociedad y por esto no les es permitida la participación efectiva en las decisiones que los afectan.
El segundo bloque, este proyecto, le otorga un plazo de seis meses al presidente de la república para que, a través de una consulta previa, libre y efectivamente informada, “expida normas reglamentarias concretas y específicas sobre reconocimiento, perdón y reparación histórica al pueblo afrodescendiente” afirma el comunicado entregado por la Defensoría. En este comunicado, también se señaló la necesidad de dar este debate y disponer los espacios de consulta y concertación con el pueblo afrocolombiano.
El proyecto de ley fue presentado por el defensor, que contaba con el acompañamiento de varios representantes a la Cámara. Entre ellos se encontraban los representantes que pertenecen a las Circunscripciones Especiales de Paz, con quienes, desde hace tiempo, se había discutido esta iniciativa legislativa. La actividad se efectuó en el marco de la conmemoración de los 170 años de abolición legal de la esclavitud en Colombia y el Decenio Internacional de los Afrodescendientes.
Al explicar las motivaciones de este proyecto de ley, el defensor Carlos Camargo resaltó que “cualquier acto de racismo constituye una grave violación de derechos humanos en contra de quien lo padece y, por tanto, debe ser rechazado y condenado por la institucionalidad estatal y la sociedad en general”. Además, el defensor afirmó que este proyecto busca que el país ofrezca perdón y reconozca y reivindique a este sector de la población colombiana.
Un estudio realizado por miembros de laFundación Ayuda en Acción, sobre la situación de las mujeres afroecuatorianas que viven en las provincias de Imbabura y Carchi, señalan dos principales situaciones, Rosa Lara, técnica del área de la niñez del organismo, expuso el “Diagnóstico de la Mujer y el territorio Ancestral Imbabura y Carchi”.
Lara señaló que el estudio se realizó en las dos provincias del norte del país y que se centró en la situación en la que viven las mujeres rurales de estas zonas, sobre todo mujeres afrodescendientes.
Como primer punto, explicó que el diagnóstico de la situación de este grupo humano, se realizó a través de las Comisiones de Vida, las cuales analizaron aspectos como violencia de género y situación económica de las mujeres.
Un punto analizado fue el acceso a la vivienda, al respecto Lara mencionó que las mujeres tienen vivienda, pero de las entrevistadas, muy pocas tenían el título de propiedad a su nombre, las casas se encuentra como propiedad de sus padres o esposos. De igual manera, dijo que aun cuando las comunidades cuentan con los servicios básicos, sin embargo, sus condiciones de vida no son las más adecuadas.
“La población afroecuatoriana no tiene tierras, especialmente las mujeres. La memoria colectiva de las mujeres, dice que el pueblo afro es un pueblo flotante porque no tiene tierras”, añadió Lara. También dijo, que las mujeres que cuentan con un terreno es porque lo heredaron de sus padres o abuelos, estos lotes antes fueron huasipungos y lo tomaron como parte de pago.
La producción agrícola de las mujeres se realiza en terrenos alquilados, no cuentan con un espacio de producción propia.
En el caso de acceso a la educación, el informe indica que la mayoría de mujeres mayores estudiaron solo la primaria, son las jóvenes quienes lograron un nivel más alto de estudio como es el bachillerato y en algunos casos cursaron carreras universitarias. Los “Banquitos Comunitarios” es un método que realizan las mujeres para obtener ganancias al fin del año, el dinero se destina a los estudios o para sustento de la familia. La mayoría son cabezas de hogar.
El Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, también se conoce como Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora.
Esta fecha está íntimamente relacionada con el Día Internacional de la Mujer, al ser una oportunidad más de reivindicar los derechos y la dignidad de la mujer en general.
¿Por qué se celebra el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente?
La fecha fue elegida para conmemorar el primer congreso en el que se reunieron más de 400 mujeres latinoamericanas y del Caribe, en 1992 en la República Dominicana. En este congreso se trataron temas relacionados con el sexismo, discriminación racial, pobreza, migración y violencia.
Problemas a los que se enfrentan las mujeres afrodescendientes
En la actualidad aún persisten prácticas discriminatorias hacia estas mujeres, miradas que las estigmatizan. El estereotipo más común es el de la mujer hipersexualizada como objeto, a la que se ve como un objeto de deseo sin voluntad propia que la denigra y la hace mucho más vulnerable.
Solo en América Latina y El Caribe hay alrededor de 200 millones de personas afrodescendientes: un 30% de la población. Y aún se enfrentan a formas múltiples de discriminación y racismo, sobre todo las mujeres.
Objetivos del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente
Enfrentar el racismo y el sexismo que aboca a las mujeres afro a situaciones de pobreza y marginalidad.
Combatir los estereotipos y los prejuicios que pesan sobre las mujeres negras.
Promover la participación de las mujeres afrodescendientes en la vida pública y en la toma de decisiones en distintos ámbitos de la comunidad.
Demandar a los países el impulso de políticas a favor de la integración de este colectivo.
¿Qué puedes hacer para celebrar el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente?
Aunque existen leyes establecidas para proteger contra la discriminación por motivos raciales en en casi todos los países europeos, la discriminación del cabello afro sigue siendo una de las formas en que las mujeres negras siguen sufriendo prejuicios. Sin embargo, a menudo no se tiene en cuenta y se considera un factor sin importancia, o de baja prioridad en el mar de prejuicios y racismo manifiesto. Se ha permitido que la discriminación por el cabello exista como una forma de sesgo encubierto durante demasiado tiempo y puede tener consecuencias catastróficas. No sólo afecta a la forma en que las personas conectan con su identidad y su herencia, sino que también afecta a su bienestar, a su salud mental, a su rendimiento en el trabajo y a sus perspectivas profesionales, además de contribuir negativamente a la influencia social y económica de la comunidad negra.
De hecho, un estudio realizado por Dove revela que el 37% de los adultos negros han sufrido discriminación capilar en el trabajo, el 25% de los adultos negros han sido enviados a casa o se han enfrentado a medidas disciplinarias por llevar el pelo al natural o con un estilo propio, y el 58% de los adultos negros del Reino Unido afirman que la discriminación capilar ha afectado a su capacidad para progresar en el trabajo. Los casos de exclusión escolar de niños basados en la discriminación capilar, la creciente disparidad entre la ley y la política de uniformes/apariencia escolar, las políticas laborales y la práctica hacia el cabello afro demuestran que la legislación actual es inadecuada cuando se trata de esta forma de discriminación, y no solo hablamos del país anglosajón, que por otro lado es de los primeros en intentar implementar normas al respecto.
L’myah Sherae, fundadora del Grupo Parlamentario de Todos los Partidos para la Igualdad Racial en la Educación, ha liderado la conversación, tras comenzar a trabajar en pro de un cambio positivo, creando directrices específicas libres de ambigüedad junto a Enact Equality y a la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos para lanzar una encuesta, con el apoyo de GLAMOUR y de otras marcas sobre el tema: «La discriminación del cabello afro es racismo, y la discriminación basada en la textura del cabello es ilegal. Animamos a todas las comunidades negras y a los padres de niños con pelo afro a que participen en nuestro ejercicio de análisis nacional y compartan sus experiencias. Todas las respuestas que recibamos se compartirán con los responsables políticos y se utilizarán para informar directamente sobre la creación de nuevos recursos y orientaciones a nivel nacional. Esperamos que esto transforme las escuelas de Inglaterra, Escocia y Gales».