“Piel negra y máscaras blancas” de Frantz Fanon: 70 años de uno de los libros más influyentes en el análisis de la ideología colonial y el racismo

Piel negra y máscaras blancas constituye uno de los intentos más influyentes en el análisis de la ideología que inferioriza a la población negra, erigiendo a la blanca y europea como el modelo de realización humana. Este 2022 se cumplen 70 años de su primera edición y al revisar sus siete capítulos se evidencia la vigencia de sus planteamientos, fundamentalmente por la persistencia de la cultura colonial en naciones como las de América Latina. En esta primera entrega, expondremos aspectos tratados en los tres capítulos iniciales del libro, para seguir con el resto en la segunda y final.

El autor, el entonces joven psiquiatra Frantz Fanon, aseveró: «el objeto de nuestro estudio se perfila: permitir al hombre de color comprender, con ayuda de ejemplos concretos, los factores e ingredientes psicológicos que pueden alienar a sus congéneres […] nuestra finalidad consiste en hacer posible un sano encuentro entre el negro y el blanco». Añadiendo, «me he aferrado en este estudio a tocar la miseria del negro. Tácticamente y afectivamente. No he querido ser objetivo. Por lo demás, eso es falso: no me ha sido posible ser objetivo».

En efecto, Fanon no podía tomar una postura imparcial ante esta situación, siendo un afrodescendiente, nacido en la colonia francesa de Martinica, que luego de combatir al nazismo, enrolado en las Fuerzas de Liberación y obteniendo incluso la medalla «Croix de guerre» en reconocimiento, fue marginado junto a una multitud de soldados negros de los actos públicos registrados para la posteridad, siendo concentrado en Toulouse e impedido de concurrir hasta Berlín, según apuntan sus comentaristas.

De acuerdo al prólogo de la publicación cubana de la editorial Caminos, escrito por Roberto Zurbano –remarcando que lo hizo desde el Callejón de Hamell, punto de reunión de afrodescendientes en La Habana–, Piel negra, máscaras blancas es el resultado de siete años de observación e investigación en que el autor describe «la baja autoestima, la invisibilidad, la devaluación constante, el hábito servil, el miedo a levantar la mirada y la imposibilidad de ser, en lo personal, un individuo pleno».

La inferiorización se expresa de manera diversa, y en el texto abundan casos, como cuando cita al novelista estadounidense Bernard Wolfe quien habría declarado: «Nos gusta representar al negro riendo y enseñando todos sus dientes. Y su sonrisa… significa siempre un don…«, esa imagen solícita y servicial sigue aún presente en la industria cinematográfica, por ejemplo, a pesar de que ya en los mismos años de Fanon, músicos negros en Estados Unidos se rebelaban en su contra dando inicio a la fase contemporánea del Jazz. Lo que leeremos a continuación, constituye un conjunto de observaciones generales a los fenómenos que el investigador describió en su libro.

Lenguaje, blanqueo y abandonismo

La primera reflexión del texto se orienta hacia el lenguaje que, en el contexto de Frantz Fanon, está propiciada por lo denominado idioma y lo llamado lengua, o sea, un lenguaje de menor valía dispuesto a ser suprimido por el de quienes colonizan. «Hablar una una lengua es asumir un mundo, una cultura», va a decir respecto a la potencia interpretativa que tiene el lenguaje y en ello radica la importancia de la recuperación de idiomas de naciones oprimidas como un acto de soberanía.

«Todo pueblo colonizado -en cuyo seno haya nacido un complejo de inferioridad a consecuencia del enterramiento de la originalidad cultural nacional local- se sitúa siempre en la relación con la lengua con la nación civilizadora… El colonizado escapará tanto más y mejor de su selva cuanto más y mejor haga suyos los valores culturales de la metrópoli», afirma el autor, narrando cómo los algunos de los actos educativos en las escuelas y en las familias consistía en enseñar a hablar «francés francés», así como el desprecio por el patois (habla criolla). En este sentido, narra lo ocurrido con el poeta Aimé Césaire, valorado y elogiado en Francia por hablar (y escribir) el francés bajo cánones validados. «Es un negro que maneja la lengua francesa como ningún blanco contemporáneo», dirá André Breton, ante lo cual Fanon interpela: «Aunque al decir esto, expresara pura y simplemente la verdad, no veo dónde está tan asombrosa paradoja… Aimé Césaire es martiniqués y catedrádico de la universidad […] Pero, me replicarán los negros, es un honor que un blanco como Breton escriba cosas semejantes».

Seguidamente, el también autor de Los condenados de tierra, se refiere a los patrones que alcanza a distinguir en las relaciones entre mujeres negras y blancos, así como de los hombres negros y mujeres blancas. En primera instancia se sirve de la novela Soy Matiniquesa, de vasta divulgación en su época, protagonizada por una mujer negra que relata su persistente intento de «blanquearse», a través de la unión sentimental con un funcionario colonial blanco o encontrando en su ascendencia a una abuela blanca. «Yo estaba orgullosa … ¿Entonces mi madre era mestiza? Ya debería haberlo supuesto al ver su tinte pálido. Me parecía más bonita que nunca, más fina, más distinguida… Soñaba con esa abuela a la que nunca había conocido y que murió por haber amado a un hombre martiniqués de color», afirma la protagonista, que respecto a su relación con el funcionario declara amarlo «porque tenía los ojos azules, los cabellos rubios y la piel pálida», aceptando no ser integrada a la vida social de él, «pues yo era una mujer de color». No obstante, una vez «yo insistí tanto que un día me llevó a Dieder. Pasamos la velada en una de las pequeñas villas que me causaban admiración en la infancia, con dos oficiales y sus esposas. Estas me contemplaban con una indulgencia que se me hizo insoportable. Yo sentía que me había arreglado demasiado, que no era digna de André… En fin, pasé una velada tan desagradable que decidí no volver a pedir a André acompañarlo».

Soy Martiniquesa de Mayotte Capécia, como dijimos, fue una novela por entregas con un influjo cultural relevante en la población local en una abierta normalización de la cultura colonial centrada en las experiencias de una mujer que «aspira a ser admitida en el mundo blanco porque se siente inferior», concluye Fanon.

Por otra parte, las expresiones culturales propagadoras de la inferiorización de la población negra se extiende a expresiones culturales de mayor complejidad. Para explicarlo, también se sirve de la literatura, particularmente de la novela Un homme pareil aux autres de René Maran, que describe la angustia del joven martiniqués Jean Veneuse, quien arrastra traumas generados en su condición de huérfano y negro, «becario de un liceo de provincia, condenado durante las vacaciones a permanecer en el internado. Sus amigos y compañeros, al menor pretexto se dispersan por toda Francia, mientras el negrito va tomando las costumbres de los rumiantes. Sus mejores amigos, los libros», contextualiza Fanon para explicar cómo es que arriba a Burdeos siendo considerado un virtuoso (en una historia muy similar a la biografía del novelista, por cierto). Ahí, se enamora de una francesa, hija de un connotado poeta y hermana de un amigo suyo, quien lo anima a vencer su miedo expresado en el verso: «Cuando uno ama no hay que decir nada/ Hasta es mejor esconderse».

Los argumentos esgrimidos por el amigo de Jean Veneuse para convencerlo de expresar sus sentimientos llaman la atención de Fanon, en tanto están condicionados al hecho que, en realidad, no sería un negro, sino sólo «excesivamente moreno», pues los negros serían incivilizados y él ha evolucionado en cuanto ha asimilado la cultura europea a través del estudio. «De hecho tú eres como nosotros… Tus reflexiones son nuestras. ¿Tú te crees –y se te cree– negro? ¡Un error! De negro sólo tienes la apariencia. Por lo demás tú piensas en europeo», le dice su amigo en un acto de integración condicionada a su negación.

Este sería el contexto de la opción de Jean Veneuse por la soledad, que Fanon denomina «abandonismo», es decir, la tendencia de eludir la experiencia del amor como expresión del miedo traumático al rechazo que, en este caso, se gesta en la orfandad y prosigue por su condición de negro. «Cuántas veces habré de repetirle que lo amo, que soy suya, que lo espero», le escriben al protagonista, sin embargo, no responde. El acto inhibitorio, de acuerdo a la novela se extiende a todos los aspectos de su vida: «Mi vigilancia, valga la expresión, es como el seguro de un arma. Recibo con cortesía e ingenuidad las insinuaciones que me hacen. Acepto y agradezco los aperitivos que me ofrecen… pero no me dejo atrapar en la benevolencia que se me testimonia porque desconfío de esta sociabilidad…», afirma, según Fanon, en voz de Jean Veneuse, el propio autor de la novela, quien «precisa ser liberado de sus fantasmas infantiles».

Fanon rechaza y denuncia un tono generalizador y determinante de la novela, indicando que el comportamiento de Jean Veneuse no se puede explicar por la «concentración de melanina en su epidermis», sino que el relato, a través del cual se expresa su autor, debe ser entendido en el marco de la cultura colonial y que superar esta situación implica «una reestructuración del mundo».

La «resistencia ontológica»

Que «el negro no tiene resistencia ontológica a los ojos de un blanco», constituye una de las convenciones propias del racismo, de acuerdo al autor. Esta declarada minusvalía tendría un correlato en cualidades de las que se le priva a la población afrodescendiente y otras que le son atribuidas, entre las cuales se encuentra lo exótico, lo irracional, lo denominado «humano», expresado en el lugar común: «Los negros delante de los blancos constituyen en cierto modo un seguro para la humanidad. Cuando se sienten demasiado mecanizados se vuelven hacia los hombres de color y les piden un poco de aliento humano». Fanon se pregunta, cómo es que la población negra asume el rol de otorgar ese «aliento humano». Es que ¿»la emoción es negra y razón helena»?

Quizá esta sea una de las observaciones de mayor actualidad, pues problematiza el modo en que la población negra se ha integrado a la cultura occidental contemporánea, asignándoles roles aparentemente reivindicativos de una «originalidad» performada por la industria del espectáculo. Estas diversas expresiones de «aliento humano», modeladas por quienes las administran, se circunscriben a lo ocasional del espectáculo, pues el resto de la vida vale tomarla en serio y eso implica hacerlo en clave blanca, es decir, de manera racional y sensata. En este sentido, es muy interesante la noción nietzscheana de Uno Primordial incorporada por el psiquiatra, aludiendo a un momento excelso de autenticidad de un pueblo que la pierde en tanto se incrementa el control político sobre sí. A pesar de ello, su reconocimiento podría constituir al menos un referente para no engañarse con remedos y, en el mejor de los casos, emprender una búsqueda hacia lo genuino.

La noción de carencia de resistencia ontológica de la población negra ante la blanca también es reproducida por quienes pueden ser considerados «amigos» de la causa emancipadora, según Fanon. Esto ocurriría con algunas consideraciones de Jean Paul Sartre, quien planteó que la negritud constituiría una condición dispuesta a desaparecer en medio de una progresión orientada a establecer la igualdad en la humanidad («una sociedad sin razas»), pues su existencia constituiría una respuesta a la desigualdad impuesta por la supremacía blanca, una suerte de posicionamiento reivindicativo. En sus palabras: «la negritud es para destruirse, es paso y no término, medio y no fin último». Ante ello, el martiniqués responde de manera contundente, señalando que su negritud no constituye fase, ni es condición sujeta a ser superada o suprimida en un esquema teleológico, por muy bien intencionado que sea, pues es constitutiva de su propia identidad y cualquier búsqueda emancipatoria no puede estar condicionada por su negación, porque hacerlo implicaría otro modo de alienación. Así lo explica:

«La dialéctica que introduce la necesidad justo en el punto de apoyo de mi libertad me expulsa de mí mismo […] Yo no soy una potencialidad de nada, soy plenamente lo que soy. Yo no tengo que buscar en lo universal. En el seno de mi no ocupa lugar ninguna probabilidad. Mi conciencia negra no se da como carencia. Mi conciencia negra es».

Esto, Fanon ya lo había adelantado unas páginas antes en el siguiente reclamo: «Así, a mi irracional, se oponía el racional. A mi racional, el «verdadero racional». Siempre salía perdiendo […] Quería ser típicamente negro, no me fue posible. Quise luego ser blanco, más valía reírse. Y cuando intenté, en el plano de la idea y de la actividad intelectual, reivindicar mi negritud, me la arrancaron. Me demostraron que mi andadura peculiar era sólo un término de la dialéctica».

Fuente: https://resumen.cl/

Bautizado libro «Mi Parroquia Curiepe, donde vivo con mi gente»

Con la presencia del Embajador Carmelo Micha Nguema, Embajador de la República de Guinea Ecuatorial y del Ministro Consejero de la República de Cuba Luis García, junto a personalidades como la la Diputada a la Asamblea Nacional Casimira Monasterios, y del cronista del Municipio Brión del estado Miranda, Adrián Monasterios,  se presentó el libro de Reinaldo Bolívar «Mi Parroquia Curiepe, donde vivo con mi gente», actividad con el cual se cerró el mes de afrovenezolanidad, cuyo lema fue «Por un mundo de paz con bienestar».

En la contraportada del libro se lee:

«Nos acompañan en este bonito intento Gerónimo Sánchez, quien recabo entre varios adolescentes y adultos hermosas historia locales; Adrián Monasterios, el cronista del Municipio Brión quien nos trae a la memoria a tanta gente buena de Barlovento; Beatriz Aiffil, con su sencilla profundidad didáctica; Roberto Delgado, autor de la línea de base del Proyecto Curiepe Solidario. 

De esa nueva generación de escritores, adornan este trabajo los adolescentes: Delianyelis Vargas, Rosneidy Alejandra Matos, Diego Quintana, Asdrúbal Longa, Evanis Blanco, Naile del Carmen Blanco, con unos escritos llenos de ternura y picardía infantil que harán de las delicias de cada quien que los leas. A ellos se unen los dibujos de las adolescentes Frangerlyng Solorzano y Luisiangelis Blanco; para cerrar, a modo de epilogo esta obra con dos mujeres docentes de Morón y Curiepe: Doisa García Peña, Elba María Blanco».

El evento se celebró en el marco de la clausura del Seminario de Historia y Cultura de Guinea Ecuatorial que organizaron conjuntamente la embajada ecuatoguineana en Venezuela y el Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños, varios de los coatures de Curiepe y Birongo se hicieron presente en el lucido acto, el cual fue amenizado por la cultora María Fernanda Romero. La edición del Centro de Saberes y de la Fundación Afroamiga, contó con la cooperación técnica de UNICEF.

Fuente: Aisur

Juan de Dios, el de Bobures

Por Lil Rodríguez

Son unos cuantos los personajes venezolanos que han hecho extraordinarios aportes para comprender lo que somos como pueblo, generando adicionalmente el orgullo por el gentilicio y el sentido de pertenencia.

Uno de estos personajes es Juan de Dios Martínez Suárez, el del sur del lago de Maracaibo, el que bebió de la sabiduría ancestral de los mayores aconsejado por su abuela, porque, él lo contaba, fue su abuela la que le dio el santo y seña para que apuntara todo lo que le escuchara a los viejos de su pueblo. Y su pueblo era Bobures, nombre de origen indígena.

Bobures es un pueblo con cultura e identidad propias, heredadas fundamentalmente de los esclavizados que fueron trasladados a la zona para explotarlos en diversas plantaciones. Juan de Dios dejó señalado que con los aborígenes Bobures los españoles se ensañaron porque eran los indígenas más pacíficos de toda esa región.

“Los salvajes fueron los europeos” apuntó en una de sus obras. Y es que Juan de Dios no solo se dedicó a sistematizar lo que le contaron los viejos de su pueblo sino que gracias a su formación como investigador, escudriñó todas las fuentes que apuntaron a la formación de las culturas de su tierra.

Es tan inmenso y calificado el aporte de Juan de Dios Martínez Suárez, líder del legendario grupo “Ajé” y autor de muchos libros en torno al tema afrovenezolano, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le reconoció en 1997 como Experto Latinoamericano en Culturas Africanas.

Juan de Dios se visibilizó por sí mismo. No fue un sumiso cultural y su obra lo refleja.

Nacer en Bobures

Era viernes ese 16 de marzo de 1945 cuando Pedro y María Isabel pudieron conocer el rostro del hijo a quien llamarían Juan de Dios, siendo sus apellidos Martínez Suárez. Fue en Bobures, al sureste de la costa del inmenso lago de Maracaibo.

Su abuela materna, María del Carmen Suárez, al ver que su nieto ya leía y escribía le inculcaría el amor por la memoria de su pueblo. Juan de Dios la recordaba con infinito afecto y siempre agradeció aquel consejo memorioso: “Apunte todo lo que digan los mayores”. Siempre recordó que comenzó a recoger relatos el 9 de julio de 1954.

De anotar los mitos, los cuentos, las leyendas, enseñanzas y consejos fue surgiendo el profundo amor que Juan de Dios desarrolló por las tradiciones y la historia de los pueblos del sur del lago de Maracaibo, como El Parral, Gibraltar, El Pino, Santa Maria, San José, Palmarito, y por supuesto Bobures.

Hay que tomar en cuenta que Bobures fue centro de gran comercio y por estar en una zona de tierra fértil fue un reservorio de esclavizados llevados a trabajar en las diversas plantaciones de la zona. Esos esclavizados preservaron, resistiendo, muchas de las tradiciones originarias y sobre todo la memoria contra el desarraigo. De esa memoria y de esa resistencia fue de donde bebió Juan de Dios Martínez.

San Benito de Palermo, santo negro, y la batería de tambores colgantes, los chimbángueles pronto hicieron parte de su paisaje religioso y musical mientras culminaba sus estudios primarios, que, superados, lo llevarían a Maracaibo de la mano de su madre, quien se mudó a la capital zuliana para hacer más rentable el negocio de la venta de panes, comidas y dulces que ya tenía en Bobures.

En ese período, estudiando ya la secundaria en los liceos Yépez y Baralt, Juan de Dios extraña las conversaciones con los viejos y ancianos de su pueblo y justamente se da cuenta de que si bien es muy importante la tradición oral, pasaba a ser urgente la sistematización de esa oralidad.

Tal vez por ello durante sus vacaciones en Bobures se dedicaba con afán a enseñar a leer y escribir en toda la zona del sur del lago.

Productivo y útil

Imponiéndose sobre cualquier adversidad o malos ratos (que los hubo) por causa del color de su piel, Juan de Dios, al terminar su bachillerato regresó a su pueblo con el objetivo de enseñar. Dio clases de Castellano y Literatura, Historia e inclusive Inglés, pero con la enfermedad y fallecimiento de su mamá, Juan de Dios se aventuró hacia Caracas para seguir estudiando, y trabajar también.

Es así como se emplea, comenzando la década de los 70, en una empresa de labores sociales para zonas rurales y marginales de toda Venezuela. Sería muy importante para él visitar y trabajar en 16 estados de su país porque se ampliaría su horizonte y además empalmaría con la resistencia y diversidad de la africanía conservada en otras zonas venezolanas distintas a su Zulia natal.

Juan de Dios comenzó entonces un ciclo muy útil y productivo para la historia de la afrovenezolanidad. En 1975 conoció a quien sería su esposa, Eustoria Cubillán, madre de sus hijos Juan Luis, Juan Pablo, Carmen Isabel y Maria del Carmen.

La década de los 80 fue realmente excelente para el Zulia de la mano de Juan de Dios, quien organiza encuentros infantiles intermunicipales para mostrar las décimas, las diversas formas de la gaita, los cantos y bailes originarios y los chimbángueles. Junto a esos encuentros creó lo que él llamaba Escuelitas de folklore para enseñar a los niños y niñas los instrumentos de percusión y las tradiciones afrozulianas.

A inicio de los 80 (1981-1982) fundó el grupo “Ajé” para la investigación y salvaguardia de los valores afro zulianos. En torno al nombre de Ajé, Juan de Dios Martínez señaló: “Los africanos que fueron llevados al sur del lago lo más importante que trajeron fue la dignidad que se llama Ajé, que en Dahomey era la divinidad de las aguas azules y se congratulaba con el movimiento de las olas. Hoy encontramos que a San Benito se le baila en parihuela porque es una forma de agradarlo.

La Iglesia católica introdujo a San Benito de Palermo y desplazó a Ajé, que es la auténtica divinidad africana. Hacia 1669, cuando el pirata Morgan saqueó e incendió a Maracaibo y Gibraltar, empezaron los diferentes grupos africanos presentes en la zona a incorporar y preservar sus tambores.

La orquesta de chimbángueles inicialmente empezó teniendo ocho tambores. Con el tiempo desaparece uno de esos tambores y por eso nos quedan en la orquesta de chimbángueles siete tambores: cuatro machos y tres hembras que suenan agudo, porque tienen un cuero de chivo. La unión de esos siete tambores nos da los diferentes golpes del chimbánguele. Los golpes que hoy quedan son seis, pero existieron más de 20”.

Con toda esa sapiencia contenida y difundida, en 1983 aparece su primera obra de alcance nacional: “Antecedentes y Orígenes del Chimbángueles”.

Es importante destacar que en esos años no se estudiaba ni en escuelas ni en universidades el componente negro de la sociedad venezolana. Lo tuvo presente Juan de Dios al crear su propia editorial, “La llama violeta” para publicar el producto de sus investigaciones.

La editorial consistía en una máquina de escribir, un multígrafo, hojas y una engrapadora. Lo que era urgente para el hijo de Bobures era plasmar el resultado de su búsqueda y su trabajo investigativo. Tenía razón.

En Caracas, Aquiles Nazoa lo impulsó a ingresar a la Universidad Central de Venezuela admirado del dominio que Juan de Dios tenía de su historia local. Por eso lo estimuló para que obtuviera una base científica y documental para divulgar más su cultura.

Comenzó entonces a estudiar Sociología, carrera que continuó en Maracaibo mientras promovía la creación de cooperativas agropecuarias en Zulia y Falcón a través de un organismo, creado para tal fin: Fundacomún.

De sus viajes y su obra

La Fundación ‘Ajé’ por él creada fue obteniendo reconocimiento nacional e internacional. Con ella viajaría prácticamente por todas las islas del Caribe, Colombia y México. Francia también recibiría su sapiencia. De nuevo en Venezuela apoyaría con todo fervor los programas de cultura en las Escuelas Bolivarianas.

Su afán investigativo abarcaría el mundo de la artesanía, la música, la expresión corporal y la danza, la crónica, la gastronomía y la etnomedicina.

Promovió festivales infantiles y encuentros afro zulianos de la tradición oral, para reivindicar la historia de un pueblo con una de las más grandes concentraciones de población de origen africano en Venezuela.

Juan de Dios Martínez partió muy temprano. Apenas contaba con 60 años de edad cuando cambió de paisaje. Fue la noche del 2 de octubre de 2005 en Maracaibo.

Entre las obras que dejó para la posteridad, y sobre todo, para el estudio permanente están:

– “Antecedentes y orígenes del chimbángueles”

– «El Gobierno del Chimbánguele»

– «Presencia de África en el Sur del Lago de Maracaibo»

– «Cultura y Dependencia en América Latina»

– “Las barbúas: mitos y leyendas de origen africano presentes en el sur del Lago de Maracaibo”

– “La afrozulianidad : ¿presencia invisible?”

– “Mitos, leyendas y rostros sobre el culto a San Benito de Palermo en Venezuela”

– “Instrumentos musicales indígenas del estado Zulia, Venezuela”

Juan de Dios Martínez fue un activo militante de las campañas de alfabetización en su tierra y desplegó una intensa labor desde la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia, donde fue coordinador de Cultura Popular y Afroamericana desde 1985 hasta su partida física.

En honor a su memoria se instituyó un premio anual que lleva su nombre, para reconocer a quienes de dedican a la investigación de lo afrocaribeño. La fecha que recuerda el natalicio de Juan de Dios Martínez, 16 de marzo, es en la actualidad el “Día de la Afrozulianidad”.

Gracias a su grupo “Ajé” se recuperó y grabó música, cantos y danzas de origen africano en Bobures y otras poblaciones ubicadas en el borde sur del lago de Maracaibo.

Juan de Dios Martínez Suárez permanece como referencia seria de lo que ahora sí se estudia: la afrovenezolanidad.

Fuente: Telesur

África sigue escribiendo: libros para regalar en el nuevo año

Premios, decesos y nuevas publicaciones del continente marcaron a lo grande un 2021 que fue aperitivo de las muchas e interesantes novedades literarias de este recién nacido 2022.

El año 2021 ya extinto dedicó más titulares en España a las literaturas africanas que (la mayoría de) sus antecesores. Y esto sucedió, sobre todo, gracias a los premios que sus escritores han copado durante los últimos meses. Aunque la indudable calidad de lo que se escribe en el continente africano, afrodescendencia y diáspora incluidas, es una realidad evidente, parece que solo los premios internacionales o las modas del mercado editorial en países occidentales abren la puerta de nuestras librerías a nombres reconocidos (o no) entre los lectores y amantes de esta zona del planeta. E incluso con ese respaldo, la mayoría de los listados de lecturas recomendadas o reseñadas en el final de este año raramente incluyen nombres africanos, si exceptuamos a incombustibles como Radio Africa MagazineAfribukuLiterafricas o Wiriko. Voces ya ganadas a la causa y que suelen clamar en el desierto.

Por este motivo y aunque los autores africanos siempre hayan estado ahí, este es el momento de recordar, de nuevo, que durante el año pasado el migrante tanzano Abdoulrazak Gurnah se alzó con el Nobella mozambiqueña Paulina Chiziane, con el premio Camõesel senegalés Boubacar Boris Diop, con el Neustadt; su compatriota Mohamed Mbougar Sarr, con el Goncourt; el sudafricano Damon Galgut, con el Bookerla zimbabuense Tsitsi Dangarembga, con el Friedenspreis des Deutschen Buchhandels, y el francés David Diop, con el premio Booker Internacional 2021 . Por citar unos pocos.

También llega el momento de nombrar a quienes se fueron y destacar tres nombres de las letras africanas concretos: Djibril Tamsir Niane, Isaie Biton Koulibaly y Nawal El Saadawi. El primero murió a manos del coronavirus a principios del año pasado en su país, Guinea. Su nombre quedará inscrito en la historia como el del transcriptor y estudioso de la versión de la epopeya mandinga más conocida y antigua, la de Sunyata. Además de investigador en historia, fue profesor y firmó la Historia General de África de Ki-Zerbo y la UNESCO. El prolífico Isaie Biton Koulibaly, por su parte, falleció por problemas cardiovasculares en el pasado mes de noviembre en Abiyán, la capital de su país. Nacido en 1949 y carne de editorial desde 1977, tocó todos los palos literarios y recibió los premios Nyonda, Yambo Ouelogueum y el Gran Premio Marfileño de las Letras, entre otros. La editorial Assata, radicada en estas tierras y con una delegación en España, ha publicado dos de sus novelas en nuestro idioma: Y sin embargo, ella lloraba y La bestia negra. Finalmente, la escritora y activista egipcia Nawal El Saadawi nos dejó en marzo de 2021, lúcida y combativa a sus 89 años, como lo demuestran sus últimas entrevistas. Eterna candidata al Nobel, amenazada de muerte por los radicales islámicos, pasó por prisión por sus convicciones políticas y militó en el feminismo cuando se prohibió en su país. Podemos homenajearla leyendo su obra en español y catalán. En nuestro país se han publicado sus novelas Mujer en punto cero La cara oculta de Eva.

En lo que se refiera a lanzamientos literarios del año pasado, llega el momento de aprovechar la excusa de los Reyes Magos para regalar libros firmados por autores afro y expandir, a la vez, mentes y corazones.

En el territorio de los ensayos, recomendamos Salir de la gran noche, de Achille Mbembe; La gloria de los impostores, de Aminata Dramane Traoré y Boubacar Boris DiopBarco de esclavos, de Marcus RedikerBrújulas sobre África, del colectivo Africaye, y El Sahel Occidental frente a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, de Dagauh Komenan, además de las reediciones de los clásicos Ousmane Sembene y Frantz Fanon. Si no se les resisten otros idiomas, apostamos por African Political Thought, de Stephen ChanFéminismes africains, de Rama Salla Dieng, y Notes from Black Europe, de John Pitts, que será traducido al español y publicado por Capitán Swing el año que viene. Un libro más antiguo pero siempre recomendable es el que Ndongo Samba Sylla y Fanny Pigeaud escribieron sobre el franco CFA y que se puede desentrañar en francés, inglés e italiano.

En lo que se refiere a la poesía, nos decantamos por la somalí Warsan Shire, cuyo primer libro, Enseñando a parir a mi madre, acaba de publicarse en Valparaíso. Shire nació en Kenia en 1988 y actualmente reside en Londres. Escribe sobre su experiencia como mujer, su identidad y las migraciones, entre otros temas. Suyo es el famoso verso: “Nadie deja su hogar a menos que se convierta en la boca de un tiburón”, pero firma otros versos igualmente hermosos y contundentes como el que habla de contarse las costillas antes de irse a la cama. También hay que recordar que Literáfricas se hizo eco, hace nada, de la apertura de un catálogo virtual y gratuito de poesía, Alfabeto, con una colección, Traducción, inaugurada con la grandísima Véronique Tadjo y su obra Tierra Roja.Nadie deja su hogar a menos que se convierta en la boca de un tiburónWarsan Shire, poeta somalí

En el territorio de la novela, para comprender las migraciones, optamos por Armand Gauz, con Cobrar por estar de pie y Camarada PapáMarc Alexandre Oho Bambe (a publicar dentro de nada por Casa África) y Bachir Samb, con Una carta a Adelina. Nos sumergimos en títulos como Agua dulce, de Akwaeke EmeziAguas abiertas, de Caleb AzumahAgua pasada, de Kopano Matlwa, y La deriva, de Namwali Serpell. Retornamos a los clásicos con Crónicas desde el país de la gente más feliz del mundo, de Wole Soyinka. Recordamos descubrimientos como Wame MolefheAbdelaziz Baraka Sakin y Beyrouk y anticipamos dos obras de Tierno Monenembo (El rey de Kahel, con Casa África, yEl terrorista negro).

Aprendemos historia a través de un texto lleno de luces y sombras de Maaza Mengiste, El rey en la sombra, que narra la lucha etíope (sobre todo, de las mujeres) contra las tropas fascistas de Mussolini. Y, finalmente, reservamos la última línea de este texto para el inconmensurable Donato Ndongo, autor de obras como Las tinieblas de tu memoria negraLos poderes de la tempestad e Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial, que son de obligatoria lectura. Les debemos, tanto a él como a una nutrida nómina de autores –fundamentalmente– de Guinea Ecuatorial, un reconocimiento enorme por contribuir a la renovación, el empoderamiento y la diversidad del español, alentados desde tierra africana.

Añadimos que 2709Books mima un catálogo muy especial en formato ebook que incluye a autores como Boubacar Boris Diop, Fatou Keita o Venance Konan, al tiempo que lanza una colección de mujeres en la historia de África, en cómic, excelente para regalar a la juventud. Recomendamos apoyar proyectos como United MindsAfroféminas o Wanafrica y a las pequeñas editoriales que invierten ilusión, tiempo y recursos en darnos a conocer lo mucho que tiene que ofrecernos el África escrita. Sugerimos suscribirse a medios que informan regularmente sobre África en todos sus aspectos, como el veterano Mundo Negro y, por supuesto, no dejar de seguir nunca África No es un País y su casa adoptiva, Planeta Futuro.

Con los ojos puestos más allá de las fronteras del continente vecino, proponemos a dos escritoras muy diferentes pero cautivadoras en sus particulares estilos: la caribeña y luminosa Maryse Condé y la afroamericana distópica por excelencia, Octavia Butler. Además y con motivo de la reciente muerte de bell hooks, profesora, investigadora y activista afroamericana, también recomendamos títulos como Enseñar a transgredirTodo sobre el amorTeoría feminista y el clásico ¿Acaso no soy una mujer?.

Les deseamos que entren en 2022 leyendo y, por tanto, conmoviéndose y disfrutando con lo que las letras africanas nos obsequian. Esperamos que se conozcan y conozcan a los demás mejor con estas propuestas y que nos hagan llegar sus propias sugerencias.

Fuente: elpais.com

Lo afro estuvo presente en la FILVEN 2021

La reciente culminada 17°edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven 2021), contó con diversas actividades donde se hizo presente el sentir de lo afrovenezolano.

Entre ellas estuvo la presentación en el salón Tríptico de la Asamblea Nacional del libro “Afrodescendientes en América Latina y el Caribe” del intelectual, escritor y activista venezolano de los derechos de los afrodescendientes, Jesús “Chucho” García, en su tercera edición por la editorial Wanáfrica (editorial especializada en literatura africana y sobre África, incluyendo su diáspora, en castellano y catalán y que estuvo presente en la feria con un stand).

“Afrodescendientes en América Latina y el Caribe”, es un libro que cuenta con más de 300 páginas, el cual se basó en una investigación sistemática, de tradiciones y relatos orales, según contó su autor.

Asimismo, en la programación de la FILVEN, se realizó la presentación del libro «Mario Villasmil: el poeta del amanecer», compilado por Neguel Machado, Meilin Chung y Juan Echeverría, acto que se llevó a cabo entre décimas y música.

Entre parrandas y villancicos en los espacios del Palacio Legislativo se presentaron los “Niños cantores de Caucaguita”, dirigidos por el maestro Antonio Boza. El dúo de la parroquia la Vega “Familia Negra”, también dijo presente en la FILVEN 2021. Y si te paseabas por la feria te podías encontrar al famoso afrosaxofonista barloventeño Sergio Méndez.

Es importante destacar que la Feria Internacional del Libro de Venezuela es un evento cultural que se realiza desde 1992 bajo el nombre de Feria del Libro de Caracas, y posteriormente hasta las actuales ferias internacionales del libro de Venezuela, se le conoce como FILVEN, donde se ha recorrido un largo trecho, hasta hacer de esta manifestación de la cultura venezolana, un evento fundamental en la agenda cultural del país.

Esa evolución se debe a las nuevas exigencias que surgieron como consecuencia de la nueva política cultural emprendida por el Gobierno Revolucionario que ha generado cambios fundamentales en el perfil de Venezuela como país de lectoras y lectores, concretamente a partir del 28 de octubre de 2005. Cabe resaltar que el Consejo Nacional para el Desarrollo de las Comunidades Afrodescendientes de Venezuela (Conadecafro) ha participado en este magno evento cultural en tres ediciones.

Fuente: Conadecafro

7 libros escritos por mujeres afro que te gustará leer

Aunque han sido invisibilizadas en el mundo literario debido a prejuicios históricos todavía no superados, su voz y sus historias siempre han estado ahí escritas. Estos seis títulos de ayer y de hoy son imprescindibles.

Durante miles de años las comunidades negras de todos los rincones del mundo han sido menospreciadas y violentadas. Nuestros discursos y luchas han sido apartadas y condenadas al ostracismo. La narrativa eurocéntrica se ha encargado desde tiempos remotos de ridiculizar y minimizar nuestras necesidades, así como de hacer juicios sobre nosotros de los que hemos tenido que sanarnos continuamente, pues afectaban nuestra psique y nuestra estabilidad mental y emocional. Innumerables veces nos hemos sentido menos válidos, comprendidos y queridos.

Hemos sentido que todo lo que teníamos que contar nunca era lo suficientemente interesante para los demás. Relegados a un segundo plano, en las aulas nunca se ha impartido historia negra, no se nos ha hablado de la conexión entre África y Europa, y mucho menos, nos han contado la fascinante vida de figuras africanas tan relevantes para la literatura y cultura española como Juan Latino (un hombre etíope esclavizado en España reconvertido en poeta y profesor universitario en el siglo XVI) o Sor Teresa de Chicaba (una princesa ghanesa convertida en esclava y más tarde en monja en el siglo XVII, fue la primera mujer africana negra literata de la que se tiene constancia en lengua castellana).

Además, hemos tenido que soportar siempre cómo se han cuestionado nuestras capacidades y dones, hasta el punto de preguntarnos si somos buenos para algo y desarrollando así, de forma casi crónica, el llamado síndrome del/a impostor/a. Si bien es cierto que este rechazo y negación hacia la comunidad negra ha afectado a todos, la mujer negra es la que ha pagado el precio más alto históricamente y la que más ha tenido que acarrear con las consecuencias de este cuestionamiento puesto que se la ha atacado y minimizado por dos transversalidades a la vez; la de ser mujer y la de ser negra.

Este reclamo de un puesto en la mesa no es algo nuevo. La noción de que las luchas son recientes es falsa y no hacen ningún honor a las personas que nos precedieron. Lo que es cierto es que el hastío y cansancio a no tener nunca protagonismo ha hecho que la paciencia se nos termine y esto nos ha dado la seguridad de confiar que nuestras historias y discursos son importantes llegue a quien llegue.

Hay numerosas escritoras afro que han aportado sus conocimientos a la lucha a través de sus pensamientos, imaginación o experiencias personales, desde personajes y líderes sociales como Angela Y. Davis, Maya Angelou o Alice Walker hasta escritoras recientes contemporáneas como Emma Dabiri, Chimamanda Ngozi Adichie o Zadi Smith. Por eso compartimos siete libros de autoras afro imprescindibles de leer para entender los tiempos en los que vivimos.

‘El feminismo es para todo el mundo’, de Bell Hooks

Bell Hooks es una de las figuras más relevantes del feminismo negro y de las luchas sociales de la comunidad negra.  Su trabajo se ha centrado en la  interseccionalidad entre raza, clase y género, y lo que ella describe como su capacidad para producir y perpetuar sistemas de opresión y dominación de clase.

En sus ensayos se ha centrado en el papel de un feminismo inclusivo y transversal para empoderar tanto a mujeres como a hombres. Propone una reestructuración del movimiento feminista justamente porque las mujeres racializadas están en constante desvetaja en comparación con las mujeres blancas, quiere mostrar estas desventajas históricas y estructurales y, además, propone la inclusión rotunda del hombre en el movimiento para así crear un cambio real. ‘El feminismo es para todo el mundo’ (Traficantes de sueños), es un imprescindible para entender realmente qué es el feminiso negro y la importancia de comulgar con un feminismo interseccional.

‘Canciones desde el fin del mundo’, de Yuliana Ortíz Ruano

Yuliana es una poeta afroecuatoriana. Sus letras son crudas y desgarradoras a veces, otras tristes y quebradizas pero como contraposición a cada tipo de sentimiento y sensación que el lector pueda tener regala siempre entereza, ganas de seguir siendo pese a todo.

Su poemario ‘Canciones desde el fin del mundo’ (Libero) invita a un viaje eterno donde se desgranan vivencias y cantos varios. 

El libro es una reescritura de varios mitos del naufragio negro en comparación con mitos existentes nórdicos. De alguna manera es un afán de comparar y ver similitud en lo a priori incomparable. Este es un proyecto técnico que toca diversas opacidades y problemáticas íntimas y personales como el abuso, el incesto o la imposibilidad de crear una cohesión con la familia. Puedes leer algunos de sus cantos en #VEINDIGITAL

‘Dientes blancos’, Zadie Smith

Zadie Smith es una escritora y ensayista afroinglesa. De ascendencia jamaicana e inglesa, creció en un barrio multicultural al norte de Londres, lo que influenció sumamente en las temáticas de sus escritos y el estilo. Su libro ‘Dientes blancos’ (Salamandra) toca temas de relevancia social como el multiculturalismo y la tolerancia hacia las mal llamadas minorías étnicas tratados desde un punto de vista social. Relata la relación de dos amigos, uno de origen inglés y otro de origen bengalí, que se conocen en plena Segunda Guerra Mundial y se vuelven a reencontrar treinta años más tarde ya casados y con hijos, con los que mantienen una relación bastante compleja.  Con una mezcla de ironía extravagante y humor corrosivo, y una mezcla de personajes y situaciones que mantienen en vilo al lector hasta el final.

‘Metamba Miago. Relatos y saberes de mujeres afroespañolas ’, de Deborah Ekoka

‘Metamba Miago. Relatos y saberes de mujeres afroespañolas’ (Autoeditado) es un compendio de catorce historias, catorce mujeres que cuentan sus experiencias y vivencias como mujeres negras nacidas y/o criadas en España. En el libro escrito y editado por Deborah Ekoka, afroespañola de origen guineano, se puede observar cómo, aunque cada historia es distinta, todas tienen matices muy parecidos y transversalidades idénticas. 

Son historias de dolor, racismo y rechazo pero también de mucha resiliencia, fuerza y esperanza frente a los obstáculos de una sociedad, la española, que no las reconoce como suyas. Definitivamente quien se quiera acercar a la realidad de lo que vivimos muchas mujeres negras que hemos crecido en España, este libro es muy importante.

‘Entre nosotras’, de Aude Lorde

Audre Lorde es una de las figuras más importantes de la literatura negra del siglo XX. Escritora, pensadora, feminista y activista, Lorde dedicó toda su vida a la lucha contra las injusticias y se posicionó fuertemente contra el racismo, la homofobia, el racismo y el sexismo.

‘Entre nosotras’ (Visor) es un compendio de poemas subversivos y combativos desde donde batalla y se posiciona como la guerrera y librepensadora que siempre fue. 

‘El origen de los otros’, de Toni Morrison

Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura, fue una aclamada escritora, ensayista y profesora de universidad. En sus novelas es reconocida por tratar siempre temas que afectan directamente a la comunidad afroamericana del momento como el racismo, la segregación, la falta de identificación con la población blanca o la importancia de trabajar en el autoestima de la población negra.

‘El origen de los otros’ (Lumen) es un conjunto de ensayos en los que divaga sobre la vida y la identidad racial. En los textos se pregunta cuestiones tan relevantes como por qué la raza sigue siendo un tema tan importante, por qué es necesaria desde un punto de vista social y político la existencia de “Los Otros”. 

‘Ser mujer negra en España’, de Desirée Bela

Desirée Bela es una escritora, activista y bloguera afroespañola. Empezó haciendo creación de contenidos en YouTube para la comunidad afro, en especial para las mujeres; cuidado del cabello afro y sus diferentes peinados, así como también del maquillaje para pieles negras. Esto paulatinamente la llevó a ser bastante reconocida dentro y fuera de la comunidad afro en España y le abrió las puertas al extenso mundo del activismo y el antirracismo.

Considera que su libro, ‘Ser mujer negra en España’ (Ediciones B),  tiene una doble intención; que las mujeres negras se sientan reflejadas, pues aunque cuente su historia sabe que muchas se pueden sentir identificadas por la similitud en sus experiencias. Para Desirée es importante que se lean libros como el suyo puesto que tenemos que contar y leer nuestras propias historias, además es algo que en España todavía no se hablaba puesto que siempre se considera que ciertas cuestiones como las injusticias raciales solo ocurrían en Estados Unidos. Es por eso de hecho que el libro también va abiertamente dirigido a personas blancas puesto que todavía hay una falta de comprensión sobre lo que pasa sobre estos temas en España y cómo afecta a las personas no blancas.

Fuente: Vein.es

2021: Por primera vez se celebra El Día Internacional de los Afrodescendientes

En el año 2021 se celebra por primera vez el 31 de agosto el Día Internacional de los Afrodescendientes, en homenaje a las contribuciones de la diáspora africana alrededor del mundo, así como sensibilizar a la población acerca de la necesidad de eliminar las formas de discriminación contra los afrodescendientes.

La creación de esta efeméride fue presentada por Costa Rica, copatrocinada por 52 países miembros para su aprobación en Asamblea General de las Naciones Unidas.

Esta declaración se genera en el marco del centésimo aniversario de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros del Mundo, mediante la cual se reconoció el 31 de agosto como día para celebrar las contribuciones de los afrodescendientes y las diásporas alrededor del mundo.

Con ello se quiere reafirmar la libertad e igualdad de derechos, reconociendo su potencial de contribución al desarrollo y bienestar de la sociedad.

Decenio Internacional de los Afrodescendientes: un antecedente esencial

Uno de los principales antecedentes de la creación de esta efeméride lo constituye el Decenio Internacional de los Afrodescendientes, proclamado en el año 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Esta proclamación se centra en la protección de los derechos de las personas de ascendencia africana, así como en el reconocimiento de sus aportaciones y la preservación de su patrimonio cultural.

A pesar de haber alcanzado algunos progresos en los ámbitos legislativo, normativo e institucional, siguen manifestándose diversas formas de discriminación racial, marginación y exclusión, evidenciado en desigualdades estructurales en materia de derechos humanos.

Por otra parte, la pandemia por COVID-19 ha impulsado la necesidad de abordar las desigualdades y el racismo sistemático en materia de salud, un derecho humano fundamental para todos.

Libros sobre los afrodescendientes

En esta sección recomendamos algunos títulos de libros y novelas de escritores que analiza situaciones, posturas y vivencias de la población afrodescendiente:

  • Ser Mujer Negra en España (Autora: Desireé Bela-Lobedde. Año: 2021): la autora cuenta sus vivencias como mujer de color en España. Una lectura esencial para entender el racismo y tomar conciencia sobre ello.
  • Afrodescendientes y la Matriz de la desigualdad social en América Latina: retos para la inclusión (Autor: CEPAL. Año: 2020): brinda información actualizada sobre las condiciones de vida de las personas afrodescendientes en América Latina en diversos ámbitos de desarrollo, en el marco de profundas desigualdades estructurales.
  • El Color de la Justicia: la nueva segregación racial en Estados Unidos (Autora: Michelle Alexander. Año: 2017): esta escritora y jurista afroamericana describe la disparidad racial existente en el castigo penal en Estados Unidos.
  • Rotundamente Negra y otros Poemas (Autora: Shirley Campbell Barr. Año: 2013): un poemario con textos paradigmáticos, emotivos y significativos sobre la mujer afrodescendiente.
  • Aportes del Pueblo Afrodescendiente: la historia oculta de América Latina (Autora: Elvia Duque Castillo. Año: 2013): muestra información biográfica de los principales personajes póstumos del pueblo afrodescendiente de América Latina.
  • Las Negras (Autora: Yolanda Arrollo Pizarro. Año: 2012): cuenta la historia de tres esclavas, quienes cansadas de la esclavitud y de las restricciones a la libertad trasgredieron, infringieron y quebrantaron el orden.

Fuente: Noticias Barquisimeto

La lengua y lo afro: de la literatura oral a la oralitura

Como un aporte al estudio y comprensión de la oralidad afro Afroamiga publica este ensayo redactado por Iván Rodrigo Mendizábal en el cual se presentan una serie de elementos de gran interés y utilidad para la profundización del conocimiento en esta temática.

Este texto aborda la oralitura, concepto que alude a la comunicación que inscribe las prácticas orales, rituales, sociales performativas, además de las prácticas de escritura en las comunidades afro. Pasando por los procesos de inscripción de la lengua española durante la colonia, en las que éstas tuvieron que aceptar y adaptar la institución lingüística dominante de forma violenta; la asunción local y personal de la lengua mediante inflexiones para derivar en la onomatopeya; hasta la apropiación colectiva de la lengua y la incorporación en ésta de una cosmovisión.

El ensayo discute los postulados de la sociolingüística frente a los de la etnometodología. La idea es ver cómo los afroamericanos elaboran sus narrativas. La oralitura vendría a ser el dispositivo comunicacional como lenguaje-nación.

Leer el ensayo completo

Estudios Afrolatinoamericanos 2

En esta ocasión ponemos a tu alcance las actas de las Cuartas Jornadas del GEALA, las cuales fueron recogidas en el libro que hoy publicamos en nuestro blog.

El texto consta de 12 partes a través de las cuales se presentan una serie de ponencias de especialistas e investigadores del tema afrodescendencia:

• Parte I: Esclavitud y vida cotidiana en tiempos coloniales y de repúblicas
incipientes

• Parte II: Trayectorias afrodescendientes en las Américas

• Parte III: Patrimonialización, legados, cultura material e inmaterial afro
(Argentina, Brasil, Uruguay)

• Parte IV: Condición jurídica y derechos de los afrodescendientes, pasado y
presente

• Parte V: Educación y Afrodescendencia en América del Sur

• Parte VI: Intelectuales afrodescendientes: Literatura, periodismo,
militancia

• Parte VII: Representaciones, Invisibilizaciones, Historiografías

• Parte VIII: Afrodescendencia y Políticas Públicas

• Parte IX: Política y militarización de afrodescendientes en tiempos
coloniales, revolucionarios y posrevolucionarios

• Parte X: Afrodescendientes: autoadscripciones y memoria

• Parte XI: Prensa y afrodescendencia (Argentina, Brasil, Uruguay)

• Parte XII: Música y Expresiones culturales de raíz afro en las Américas

Descarga el libro completo

Tinieblas en el corazón del África

“Miré a mi alrededor y, no sé por qué, pero le aseguro que la tierra, el río, la selva, el cielo resplandecientes jamás me parecieron tan desesperanzados y oscuros, tan impenetrables al pensamiento humano, tan implacables ante la vulnerabilidad humana (…) El horror!, el horror!”.

Así se expresaba, en 1899, el genial escritor polaco que escribía en inglés, Joseph Conrad, en aquella obra ineludible para comprender incluso hoy al África tropical, titulada “El corazón de las tinieblas”, magistral nouvelle o novela corta, en la que se narra un estremecedor periplo remontando el río Congo hasta el corazón del continente, durante el clímax de las atrocidades perpetradas allí por las potencias europeas, y que ha sido interpretada como una insuperable metáfora de un viaje profundo hasta lo más horroroso del alma humana, como luego lo hiciese Francis Ford Coppola adaptándola a Vietnam en su clásico “Apocalypse now!.

En la época y el lugar que describe Conrad, el Estado Libre del Congo, que ocupaba cerca de 2,5 millones de km2 (poco menos que toda Argentina), era un dominio privado y personal del Rey Leopoldo II de Bélgica, considerado entonces uno de los hombres más ricos del mundo, quien explotaba abusivamente sus infinitas riquezas de caucho, marfil, diamantes y piedras preciosas, entre otras muchas, extraídas mediante un abominable sistema esclavista.

Más de 120 años después de descorrer el velo de esa “gesta civilizadora europea”, aquellas tinieblas no se logran despejar en el corazón del África. Recientemente, el joven, brillante y humanitario embajador italiano en la República Democrática del Congo, Luca Attanasio, un carabinero que lo escoltaba y su chofer, fueron asesinados cruelmente por un grupo armado aún no identificado, al este de ese país, en la región del fabuloso Parque Nacional Virunga, el más antiguo del África, hábitat de los famosos “gorilas de montaña” en extinción, al que Leonardo Di Caprio donó US$ 2 millones para su rescate.

El Embajador Attanasio integraba una caravana de Monusco, la misión de la organización de Naciones Unidas para la estabilización de la República Democrática del Congo. La región es una de las más peligrosas del mundo: 93 militares de Monusco y numerosos guardaparques ya han perdido la vida en el lugar y, recientemente, el príncipe belga Emmanuel de Merode, Director del Parque, salvó milagrosamente su vida cuando fue acribillado a balazos en el pecho.

La tragedia particular de aquel joven diplomático italiano, quien deja a su esposa y tres hijas, sugiere dos tipos de reflexiones de orden general.

Por un lado, contribuye a desmitificar la profesión diplomática, erróneamente asociada en el mundo entero a lujos y entretenimientos, pues ilustra dramáticamente su sometimiento a los inestables avatares del mundo, debiendo un día, efectivamente, compartir una charla con un rey en un palacio europeo, pero al otro, correr riesgo de vida en la selva africana, como en este caso, entre otros muchos escenarios de guerras, masacres, persecuciones políticas, pestes, hambrunas y catástrofes de todo tipo, alrededor del planeta.

En ese sentido, tuve una experiencia concreta que me permitió conocer in situ y por dentro la índole de la problemática de esta región. En 1987, siendo un joven diplomático, integré una misión presidida por el entonces Canciller argentino Dante Caputo y varios funcionarios de alto rango, la cual durante muchos días recorrió cinco países del África tropical: Costa de Marfil, Nigeria, Ghana, Gabón y Angola.

La Cancillería de la nueva democracia argentina iniciada en 1983, había incluido por primera vez al África entre sus intereses, en especial, en el de convertirse de un país receptor de cooperación internacional como había sido la Argentina hasta ese momento, en un dador. En mi caso específico, habiendo sido formado durante los tres años anteriores a esta misión, en el campo de la tecnología nuclear, mi función precisa consistía en explorar áreas de cooperación posibles, como formación técnica, medicina nuclear, erradicación de plagas, irradiación de alimentos para su conservación, etcétera. La misión no fue fácil ni exenta de peligros, incluidos los constantes requerimientos de permisos de sobrevuelo para que el precario avión Fokker en el que nos desplazábamos pudiera atravesar zonas “calientes” sin ser derribado por error. Todavía recuerdo el impacto que me causó, por ejemplo, hallar devorado por la selva las ruinas de un reactor ruso prometido pero nunca acabado, los hiperlujosos palacios de altos mandatarios rodeados de cocodrilos para su protección, el poder omnímodo de un dictador capaz de violar sin sanción a una embajadora europea, los ominosos testimonios de abusivas y contaminantes explotaciones extranjeras, los estragos que causaban tanto las pestes naturales como los conflictos bélicos importados y la violencia constante atada al escaso valor de la vida humana.

Aquellas vivencias las enriquecí luego con varias lecturas, en particular una meticulosa de la mencionada obra de Conrad, que no sólo me facilitó una inmersión literaria-filosófica más profunda en la naturaleza ontológica del drama que sufre esta región, sino que también me permitió advertir cuántas de aquellas cuestiones que planteó Conrad hace más de un siglo, continúan interpelando a la consciencia humana con igual o mayor apremio que entonces.

Varios años después, aquellas experiencias y lecturas, confluyeron con estudios de posgrado alrededor de diversos marcos teóricos académicos entonces contemporáneos (Collier:2007 y Watts:2008), y de otros libros acerca de temas específicos, como la “negritud”, la “africanidad”, el etnocentrismo o los entonces de moda “choque de civilizaciones” y el “retorno del actor individual”.

Y aquí llegó a la segunda conclusión de esta nota, surgida del entrecruzamiento entre estas tres fuentes –experiencias profesionales, intuiciones literario-filosóficas y teorías académicas-, que elaboré en una tesis de posgrado y luego incluida en un capítulo titulado “Viaje al corazón de las estructuras”, compuesto por 50 páginas de mi libro “Una épica de la paz. La Política de Seguridad Externa de Alfonsín” (Euedeba, Bs.As., 2016, pp. 371-420), la cual podría resumirse en pocas palabras del siguiente modo: el peligroso escenario del África tropical suele ser, no sólo victimario inmediato de quienes se adentran en sus convulsionadas entrañas sino, sobre todo, víctima mediata de intereses exógenos con complicidades endógenas, que alientan la inestabilidad política, la iniquidad económico-social, los recurrentes conflictos armados y las consiguientes condiciones miserables de la región. Esos intereses son los de las potencias que mantienen “guerras frías” entre sí y aprovechan este escenario como frente “caliente” de sus disputas, los de los traficantes de armas y los ejércitos mercenarios que usan el lugar como laboratorio y mercado de sus armas, los expoliadores del medio ambiente y los cazadores de animales en extinción.

En pocas palabras, el África tropical se enfrenta con las acuciantes realidades de abrumadoras estructuras, débiles instituciones e influyentes actores individuales, interponiéndose con aspiraciones acuciantes, como paz y seguridad, comercio justo, protección ambiental, derechos humanos y cooperación técnica, entre otros.

Para concluir, el África tropical es todavía una paradojal deuda pendiente para toda la humanidad, abarrotada de riquezas y, al mismo tiempo, de adversidades de toda naturaleza. En el orden particular que atañe a nuestro país, la cual mantiene una vecindad significativa con esa región pues comparte con ella el Atlántico Sur, también constituye una cuenta pendiente para la Política Exterior Argentina, que sólo en aquellos años mencionados tuvo aspiraciones serias, debatiéndose luego entre la indiferencia y el bochorno, pero que debería ser restituido a la hoja de ruta global de nuestros intereses, como un capítulo indispensable del pendiente “regreso al mundo” de la Argentina.

 Fuente: eleconomista.com.ar

Por Maximiliano Gregorio-Cernadas